Un equipo de científicos de la University College de Londres ha logrado descifrar parte del misterio de las llamaradas que desprende el Sol, al establecer cuál es el proceso que las provoca, informó ayer la Sociedad Real de Astronomía del Reino Unido.
Estos expertos analizaron la llamarada solar que tuvo lugar el 15 de julio de 2002 y que está considerada como una de las más potentes de los últimos años. El análisis permitió determinar que ese fenómeno fue el resultado de tres erupciones, cada una provocando la siguiente con un efecto dominó, lo que dio lugar a una explosión 5.000 veces mayor que la de una bomba atómica. La llamarada arrojó billones de toneladas de gas de elevada temperatura hacia la Tierra, a una velocidad de 800.000 kilómetros por hora.
Esa información fue recogida por la nave espacial «SOHO», de la Agencia Espacial Europea (ESA) y de su homóloga estadounidense, NASA. Según los expertos, la explosión fue originada por un gas fuertemente magnético, llamado plasma, que apareció repentinamente debajo de la superficie solar, cerca de una región magnética, por lo que la colisión entre ambos campos provocó esa llamarada.
Este hallazgo pone en cuestión las teorías convencionales sobre cómo se desencadenan esos fenómenos, puesto que la llamarada de julio de 2002 «ocurrió en una zona mucho más amplia de lo que cabía esperar», explicó Louise Harra, una de las responsables de la investigación. «Los datos muestran cómo las alteraciones magnéticas se registraron a pequeña escala alrededor de la principal región en actividad hasta que se produjo la explosión, que cubrió toda esa zona», agregó.
Para Harra, lo importante del estudio es que «por primera vez se han observado flujos de gas caliente, que a su vez han permitido detectar las pequeñas llamaradas que se combinan para crear una gran explosión». Esto «podría servirnos para prever estos fenómenos» en el futuro.