El hallazgo de la mandíbula de una mujer de hace 850.000 años en Atapuerca ha aportado nuevos datos sobre la especie Homo antecessor, cuyos primeros restos fueron descubiertos en el yacimiento burgalés de Gran Dolina en 1994. «Esta mandíbula, pequeña y grácil, guarda similitudes con otras mandíbulas halladas en China, en Chukutien y en Lantian», afirma José María Bermúdez de Castro, codirector de Atapuerca.
El análisis de la pieza refuerza la identidad del hombre de Atapuerca como una especie diferente y apunta a que no es antepasado de los neandertales, como se propuso hace ocho años. La especie, según la primera interpretación, habría llegado de África a Europa, donde habría dado lugar con el tiempo a los neandertales. Pero, como no todos los Homo antecessor habrían abandonado el continente negro, entre los descendientes de los que se quedaron en África aparecieron los Homo sapiens.
Pero ahora, según el científico Bermúdez de Castro, «hay que mirar hacia Asia en lugar de a África para el origen de Homo antecessor. Y si es así, es algo que nos reconforta, porque solucionaría la ausencia de esta especie en África». «Hace 1,9 millones de años, el hombre salió de África y se fue hacia Asia, con parada en los yacimientos de Dmanisi, en Europa Oriental y escala en el sureste asiático, desde donde regresó para poblar Europa», añade, y así lo publicaba ayer la revista «Proceedings».