Este martes quedó constituido el Observatorio Nacional de Convivencia Escolar, que espera poder empezar a trabajar a partir del próximo curso. Su objetivo es combatir la conflictividad en las aulas, para lo cual aplicará una serie de medidas. Entre ellas destaca la elaboración de una guía de buenas prácticas. Asimismo, reforzará el apoyo a las víctimas de la violencia escolar.
Una vez recogida toda la información disponible sobre la violencia en los colegios en España, el Observatorio comenzará a elaborar propuestas encaminadas a mejorar el clima en las clases, que se aplicarán, previsiblemente, desde el curso 2007-08.
Cuenta para ello con herramientas que «ya están funcionando» en determinadas autonomías y con los planes de convivencia que provengan de la Unión Europea (UE), «donde también preocupa este asunto», señaló la ministra de Educación y Ciencia, Mercedes Cabrera.
El Ministerio cree que el fenómeno de la violencia escolar «no está yendo a más», sino que, más bien, se ha registrado una «cierta caída o estabilidad» en algunos casos de «mala convivencia».
Máximas expectativas
Las asociaciones Concapa y Ceapa han valorado positivamente la creación del Observatorio y tienen máximas expectativas en la labor que desempañará.
La Confederación Nacional Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos (Concapa) espera que sea un foro de puesta en común, de lo contrario, advierte, sería un fracaso. Concapa apuesta por que la comunidad educativa trabaje unida para mejorar la convivencia en las escuelas.
Por su parte, la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa) cree que el nuevo organismo servirá para ver la situación del acoso escolar en España. Esta asociación destaca la posibilidad de crear grupos de trabajo en el seno del Observatorio, de manera que todos los miembros puedan colaborar y hacer aportaciones.
En la misma línea, el sindicato educativo ANPE confía en que esta iniciativa impulse la actualización de la normativa sobre convivencia escolar en todas las comunidades autónomas, la autoridad del profesor y la actitud disciplinada de los alumnos. Para ello, dice, es necesario realizar una evaluación rigurosa de la situación real de la convivencia, con datos fiables.
