Enseñar a los niños a conservar los juguetes

Un juguete deteriorado o en mal estado puede convertirse en un elemento peligroso para los pequeños
Por Marta Vázquez-Reina 12 de enero de 2010
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Imagen: Jean Scheijen

Los adultos deben tener en cuenta dos aspectos fundamentales cuando adquieren un juguete infantil: verificar que cumple todos los requisitos legales exigidos a los fabricantes para garantizar su seguridad y comprobar que se adecua a la edad del niño. Pero su implicación no termina aquí. Además de proporcionarles un juguete seguro, hay que enseñarles a mantenerlo en buen estado para evitar posibles riesgos en el futuro.

Imagen: Jean Scheijen

El documento ’12 Consejos para una Navidad Segura’, publicado el pasado año por la Comisión Europea, a propuesta de la Federación Europea de la Industria del Juguete (TIE), resume las pautas básicas que deben seguir los consumidores durante todo el año para que los juguetes adquiridos sean seguros para los niños. La guía, consensuada con la Organización Europea de Consumidores (BEUC), recomienda, entre otros aspectos, leer el etiquetado, elegir el entretenimiento adecuado para cada edad, habilidades y capacidades del niño, y seguir con cuidado las instrucciones de montaje y uso.

La Comunidad Europea propone a los padres que examinen de forma periódica los juguetes

Las recomendaciones van más allá del momento de la compra. Se fijan también en detalles básicos que los adultos deben atender para garantizar la seguridad de un juego durante su uso. Uno de los más destacados se refiere a la conservación. La Comunidad Europea propone a los padres que examinen de forma periódica los juguetes y comprueben «el desgaste o partes rotas que podrían causar lesiones u otros riesgos para la salud y la seguridad del niño». Del mismo modo, aconseja que descarten los juguetes que detecten rotos.

Orden y limpieza

«Un juguete bien cuidado es un juguete seguro». Ésta es una de las conclusiones del informe ‘Juego, Juguete y Seguridad’ de la Fundación Crecer Jugando. La durabilidad depende en gran medida del uso correcto que hagan los niños de ellos, pero los adultos deben inculcarles la necesidad de conservarlos en buen estado y facilitarles los medios para conseguirlo.

Mantener el orden disminuye el peligro de que un elemento inadecuado acabe en manos de los más pequeños

Orden: mantener los juguetes ordenados es una de las tareas fundamentales que los adultos pueden enseñar a los niños para evitar riesgos y deterioros. Se les puede facilitar esta labor si se organiza el espacio de juego de modo que cada juguete tenga un sitio adjudicado. Una idea efectiva es colocar etiquetas o dibujos representativos en cada estante para que no tengan dudas sobre dónde colocarlos en el momento de recoger.

Otra manera de prestarles ayuda para un almacenaje correcto es proporcionarles cajas y botes donde guardar las piezas más pequeñas. Se evitará que se pierdan o mezclen y disminuirá el peligro de que un elemento inadecuado acabe en manos de los más pequeños. Es recomendable conservar en un lugar específico las instrucciones de montaje de los juegos.

Cuando se lavan los juguetes, hay que evitar que queden restos de agua en su interior

Limpieza: los juguetes se caen al suelo, se manchan y se ensucian. En especial, en el caso de los bebés -que con frecuencia se los llevan a la boca-, suponen una fuente importante de gérmenes. Los juegos de madera o plástico se pueden lavar con agua y jabón, aunque hay que procurar que no queden restos de agua en su interior. El polvo de los peluches o muñecos de lana se elimina en la lavadora o al guardarlos en una bolsa de nailon con unos puñados de bicarbonato.

Consejos para padres

  • Es preferible enseñar con el ejemplo. Si los niños ven que sus padres mantienen una actitud de cuidado y respeto por sus pertenencias y las conservan en orden, será más fácil que adquieran este hábito.
  • Examinar de forma periódica los juguetes, comprobar que las piezas estén firmes y unidas, sin elementos rotos o deteriorados que puedan ser peligrosos para los niños.
  • Verificar el buen estado de las pilas o baterías en los juguetes electrónicos y la firmeza de la tapa que las protege para que los niños no puedan acceder a ellas.
  • Inculcar a los hijos la necesidad de usar los juguetes de uno en uno, para mantener el orden y evitar pérdidas o mezcla de piezas.
  • Guardar los comprobantes de compra para poder devolver el juguete si se detecta que tiene algún desperfecto.
  • Organizarlos de modo que los más pequeños no puedan acceder a las piezas o elementos que resulten peligrosos para ellos.
  • Lavarlos a menudo con los productos adecuados.
  • Desechar o reparar los juguetes en los que se detecten posibles riesgos en su uso.
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