Las galaxias del universo temprano no son tan densas como se creía

Se densidad es de media unas seis veces menor de lo previsto
Por EROSKI Consumer 16 de octubre de 2011

Las galaxias del universo temprano -el más alejado respecto a la Tierra- no son tan densas como se esperaba, tal como han demostrado las observaciones realizadas con el Gran Telescopio de Canarias (GTC). Los datos obtenidos rebajan parcialmente la espectacularidad que se suponía a las galaxias más jóvenes, hasta el momento descritas como objetos extremadamente compactos que albergaban masas miles de millones de veces superiores a la del Sol en un tamaño de cinco a diez veces menor al de sus compañeras observadas en el universo maduro.

Este estudio, que se ha publicado en la revista «Astrophysical Journal», pretende responder a las preguntas que los astrónomos se hacen desde hace años, como por qué las galaxias en el universo temprano son más densas y pequeñas o cómo evolucionan de pequeña a gigante. Para llegar a obtener conclusiones, el equipo observó cuatro jóvenes galaxias, ubicadas a 8.000 millones de años luz de la Tierra, y comprobó en sus espectros que eran una media de seis veces menos densas de lo que se creía.

A juzgar por las conclusiones de la investigación, es probable que esos cielos no brillen tanto ni que la masa de las galaxias jóvenes sea tan pesada, según los científicos. Además, el estudio explica que puede que su evolución a galaxias de gran tamaño no sea tan drástica como se estimaba. Eso sí, los datos de la investigación parecen avalar la teoría que explica su crecimiento por su unión con satélites menores.

El estudio lo han dirigido los investigadores Jesús Martínez y Rafael Guzmán, de la Universidad de Florida, y ha contado con la colaboración de personal del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) y la Universidad Complutense de Madrid. Además, se ha nutrido de trabajos previos realizados por los investigadores del IAC Nacho Trujillo, Mercedes Prieto, Angela Hempel y Marc Balcells, que también ayudaron a sus colegas en la preparación de las observaciones y a analizar e interpretar los datos. Los científicos se han servido del espectrógrafo OSIRIS, instalado en el GTC.

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