El perro ha sufrido un accidente, ¿qué hacer?

Tomarle el pulso, frenar la hemorragia y ser cuidadoso en el desplazamiento al veterinario son primeros auxilios que pueden salvar la vida del animal
Por Eva San Martín 30 de noviembre de 2012
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Accidentes, contusiones, heridas o fracturas de gravedad. Los paseos y las salidas al aire libre son situaciones en las que el perro corre riesgo de sufrir un percance. Mientras llega la asistencia veterinaria, saber cómo actuar ante una emergencia puede salvar la vida de nuestro peludo amigo. Este artículo describe los primeros auxilios necesarios en caso de accidente del perro durante el paseo, cómo actuar ante hemorragias, fracturas y asfixias, el modo adecuado de tratar una urgencia por envenenamiento en el can o una emergencia en los ojos del animal y la importancia del botiquín y los chequeos preventivos en el perro.

Primeros auxilios en caso de accidente del perro

En caso de accidente, hay que acostar al perro sobre su costado derecho y cubrirlo con una manta

Un atropello o un golpe fuerte supone un riesgo de primer orden para la vida del perro. En caso de accidente, debemos tumbar al can sobre su costado derecho (en posición de salvamento) y abrigarlo con una manta. Si el perro queda inconsciente a causa del impacto, hay que colocar el cuello de forma recta para permitir la entrada de aire, abrir su boca, sacar la lengua con cuidado y eliminar cualquier material que pueda impedir el paso del aire.

Para comprobar que el perro respira, se puede observar si su pecho sube y baja. Si es necesario tomar el pulso, se puede palpar la parte interna de las patas traseras. El número de pulsaciones habituales para un perro que pese menos de 13 kilos oscila entre 100 y 160 por minuto. Debe contabilizarse el número de latidos del perro a lo largo de 15 segundos y multiplicar la cantidad de pulsaciones percibidas por cuatro, para obtener el número de latidos del perro por minuto. Conviene repetir la operación para asegurarse de que el recuento ha sido correcto.

El traslado al veterinario (o centro de emergencia, en caso de ser fin de semana) es un momento especialmente delicado: intente que sea lo menos incómodo y doloroso para él. Lo más adecuado para su desplazamiento es acostarlo sobre una manta. Si el desplazamiento se realiza en coche, nunca lo ponga en el suelo: el menor frenazo podría lastimarlo más.

Hemorragias, fracturas y asfixias: ¿cómo actuar?

El accidente puede causar hemorragias, fracturas de huesos, e incluso, que la respiración del perro se debilite. A continuación se explica cómo actuar en estas situaciones.

  • Hemorragias. El accidente puede haber causado una hemorragia en el perro. En este caso, es esencial cortar la misma de inmediato: aplique sobre la herida del perro una compresa de tela -nunca de algodón porque libera fibras- empapada en agua. Una vez que se haya detenido, corte el pelo alrededor de la herida para que permanezca limpia y la curación se acelere. Luego acuda al veterinario.

    En el caso de que la herida se origine porque otro perro muerda a nuestro peludo amigo, debemos cortar el pelo alrededor de la herida y limpiar con mucho cuidado la zona infectada. Emplee para ello agua tibia y un desinfectante dérmico suave para, después, aplicar una crema antiséptica. Si la herida fuera profunda, acuda directamente al veterinario.

  • Fracturas. Ante una fractura en el perro, actúe con cuidado y suavidad, evite todo movimiento innecesario. Si se tienen ciertos conocimientos de primeros auxilios, se puede inmovilizar la zona lesionada con una revista o periódico, atado o vendado alrededor de la extremidad afectada. En caso contrario, es recomendable no manipular la zona, ya que se corre el riesgo de agravar la lesión.

  • Asfixias tras caer al agua. Si el perro tuviera síntomas de asfixia tras caer al agua, levántelo por las extremidades posteriores para que salga todo el líquido de sus pulmones. Si no respirara, intente reanimarlo tras presionar rítmicamente a ambos lados del tórax. En el caso de que esto resultara insuficiente, cierre bien la boca del animal y sople a través de la otra mano (cerrada y en forma de tubo) sobre los orificios de su nariz.

Urgencia por envenenamiento en el perro

Las intoxicaciones y los envenenamientos son otro de los peligros que corre un can que pasea al aire libre. Es habitual utilizar comida para ocultar el olor y el sabor de la ponzoña. Las señales que advierten de que un can ha ingerido veneno son los vómitos, convulsiones, mareo, desorientación, e incluso, puede expulsar espuma por la boca.

  • En caso de envenenamiento, es esencial tratar de identificar el veneno y guardar una muestra para llevar al veterinario.

  • Trate de que el animal beba leche o agua para diluir el veneno.

  • En caso de que la sustancia tóxica entre en contacto con la piel del can, lávelo con grandes cantidades de agua para evitar que al lamerse ingiera el veneno. Si es necesario, córtele el pelo para eliminar los restos del producto.

Emergencia en los ojos del can

Durante el paseo, granos de arena, e incluso ramas de árboles puntiagudas, pueden dañar los ojos del can.

  • Si se produce una herida en el globo ocular del perro y el párpado se encuentra cerrado, no le fuerce para que lo abra.

  • Si el ojo está fuera de su órbita, no intente recolocarlo: manténgalo humedecido (con suero fisiológico) y protegido mientras busca ayuda veterinaria.

  • Quemaduras en el ojo del perro. En caso de que el globo ocular sufra una quemadura a causa de un tóxico o producto corrosivo, lávelo de inmediato y retire con una gasa o tela limpia humedecida (no con algodón) los restos del agente agresor.

Botiquín y chequeos preventivos en el perro
  • Botiquín de primeros auxilios para el can. Debe incluir guantes de goma estériles, tijeras, goma elástica para torniquetes, soluciones yodadas (antiséptica), férulas para un entablillado, vendas, esparadrapo, termómetro clínico, pinzas, algodón, agua oxigenada, alcohol y gasas.

  • Chequeos de prevención para el perro. Para prevenir (o evitar en lo posible) el peligro por accidente, resulta conveniente que, una vez al mes, usted mismo le someta a un chequeo sanitario, sin olvidar que esta labor ha de ser meramente preventiva. Ante cualquier síntoma persistente de enfermedad, debe acudir a un veterinario.

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