¿Es bueno que mi perro coma huesos?

Los huesos no sirven como alimento para un can. Se deben considerar un objeto de juego, tienen que elegirse con cuidado, ser grandes y siempre estar cocinados
Por Sonia Recio 6 de octubre de 2021
los perros pueden comer huesos
Imagen: Lynn Greyling

Si nos piden asociar al perro con un objeto, lo más seguro es que la mayoría de nosotros elegiríamos un hueso. Pero estas piezas de esqueleto, sean del animal que sean, más que alimentar entretienen al can durante horas. Y hay que tener cuidado porque, aunque parezcan inofensivos, los huesos pueden provocar importantes problemas de salud a nuestro compañero de cuatro patas. Te lo contamos en las siguientes líneas.

Si los huesos son de animales pequeños, como un conejo o un pollo, pueden astillarse y desgarrar el intestino. Si pertenecen a un animal más grande, como una vaca o un cerdo, el riesgo será menor pero continuará existiendo: al roerlos se producirá una arenilla capaz de obstruir el intestino y provocar tanto una diarrea como un estreñimiento. El cómo estén esos huesos, crudos o cocidos, es también relevante. Los huesos crudos son más peligrosos, se astillan con más facilidad y pueden estar contaminados por bacterias y parásitos, como el Toxoplasma gondii, y provocar una infección, en este caso toxoplasmosis. Por el contrario, los huesos cocidos no se fragmentan y son más blandos, lo que ayuda a que los dientes del perro no se dañen cuando los roe.

No hay duda de que a los canes le gustan los huesos y de que les proporcionan momentos de felicidad desmedida, pero debemos valorar los pros y los contras antes de sucumbir a los deseos del animal. Si queremos evitar disgustos, lo mejor es optar por un juguete confeccionado con materiales naturales como cuero, piel o asta y diseñado para ser mordido. Que tenga forma de hueso o de zapato es ya decisión nuestra: lo importante es que la salud de nuestro perro no se vea comprometida.

¿Es saludable que mi perro coma huesos?

Los huesos no son saludables para los perros, no conservan ni restablecen su salud. “El hueso en sí mismo no aporta nada. Es un tejido mineralizado de calcio y fósforo que el organismo no absorbe ni digiere. Solo si son carnosos puede añadir algún nutriente. A los perros les gustan los huesos porque siempre tienen algo de sabor, les proporcionan mucho gusto y placer”, afirma el veterinario Emilio Castro.

Entonces, ¿por qué tenemos la creencia de que los huesos son buenos para los perros? Hay distintas teorías que avalan esta convicción, la mayoría fundamentadas en que los lobos (que sí ingieren huesos) y los perros son de la misma especie: ergo, lo que es bueno para uno, lo es para el otro. Dietas como la BARF para mascotas (Bones And Raw Food, en español, huesos y comida cruda), engrandecen las virtudes de incluir los restos óseos en el menú del perro con la excusa de mejorar su salud y respetar la naturaleza carnívora del animal.

Nada más lejos de la realidad: el que los huesos estén crudos puede provocar que el can enferme e incluso fallezca por una infección. “Hay muchos parásitos en las carnes frescas. Contagiarse de toxoplamosis, por ejemplo, es bastante frecuente. La enfermedad puede no manifestarse o resultar letal”, advierte el veterinario.

¿De qué están hechos los huesos y por qué son peligrosos para el perro?

A los veterinarios no nos gustan los huesos, dan muchos problemas”. Así de claro es Castro cuando le preguntamos su opinión sobre este tema. Los peores, a su juicio, son los de animales pequeños, de conejo o de pollo, pues “pueden perforar el intestino, el estómago o causar bastantes heridas”. Si es un hueso de un animal grande, de ternera o de cerdo, “los típicos huesos que ponemos en el cocido de jamón o de vaca”, disminuiremos los riesgos ya que no se astillan, pero seguirán siendo nocivos. “El perro los va a roer y va a ir sacando arenilla. Esa arenilla tampoco se digiere, es como si el perro tragase arena del campo. Le puede provocar diarrea o estreñimiento”, señala.

Los palos de las chuletas, las costillas de cerdo, los restos del pollo… A veces no tenemos filtro con lo que le damos a nuestra mascota. “Los lunes hay más consultas por gastroenteritis. Y si ha habido una feria y los perros se han paseado comiendo a su antojo y sin vigilancia alguna por parte del dueño, aparecen más problemas intestinales que de costumbre”, insiste Castro.

El especialista canino tampoco recomienda dar huesos crudos a un perro. Se parten con más facilidad y pueden provocar la rotura de un diente o una muela. “Los mejores son los cocidos porque están algo más blandos”, opina.

Además, recomienda extremar las precauciones si son canes añosos y jóvenes. “Un senior tiene el intestino y las muelas más delicadas. Para un cachorro, que está en pleno desarrollo, los huesos son malos porque puede dañar sus dientes”, explica.

Juguetes: la alternativa al hueso más segura

Aunque no deberíamos, si caemos en la tentación de darle un hueso a nuestro perro lo mejor es elegir uno de un animal grande y cocido. “Siempre debemos pensar en que se entretenga con él, nunca en que se lo coma. Y, por supuesto, tendremos que vigilarle para quitárselo e impedir que se lo trague cuanto le quede un trozo más pequeño”, recomienda el veterinario. Pero si ocurriera, estas soluciones para el estreñimiento de perros pueden resultar útil.

La alternativa más segura al hueso es siempre un juguete. Son productos fabricados con materiales naturales prensados, como el cuero, la piel o el asta. Además, algunos son funcionales y pueden servir para limpiar los dientes. “Son más blandos, no se astillan, se pueden comer… Da igual que tengan forma de hueso o no, para lo que sirven es para que el perro juegue, roa, mastique sin poner en peligro su salud”, concluye Castro.

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