Mastiff: todo lo que debes saber sobre esta raza

El mastiff posee una serie de rasgos distintivos propios de la raza. Entre los más sobresalientes, su imponente cabeza surcada de unas características arrugas en la frente.

El cuerpo es fuerte, ancho y alto, de estructura musculosa y extremidades robustas.

Los machos alcanzan alturas de unos 80 cm, mientras que las hembras son un poco más pequeñas. En cuanto al peso, los mastiffs a menudo superan los 90 kg.

Sus ojos son marrones oscuros y expresivos, transmiten serenidad. Las orejas son de tamaño pequeño en proporción con la cabeza, tienen forma de «v» y caen hacia adelante. La cola es de inserción alta y cuelga en reposo. Es gruesa en la base y va estrechándose hacia la punta.

La esperanza de vida de un mastiff suele ser de 10 a 12 años.

Su pelaje es corto, pegado al cuerpo y abundante. Los colores que presenta son atigrado, leonado y albaricoque, con mascara facial negra; en ocasiones, con manchas blancas en el cuerpo, el pecho y las patas.

El mastiff es una de las razas de perros más antiguas, con ancestros mastines de hace miles de años de diversas procedencias, y su historia se entrelaza con la de imperios y distintas civilizaciones.

Antiguamente, en Gran Bretaña, los mastiffs se utilizaban para proteger rebaños y propiedades. Su imponente tamaño y su naturaleza protectora los hacían muy valiosos en comunidades agrícolas y asentamientos.

Durante la invasión romana a las islas británicas en el año 55 A.C., fueron clave como perros de guerra y de defensa contra las legiones. Desempeñando ese rol fueron descubiertos por los romanos, que, impresionados por su valía, los llevaron a Roma para utilizarlos con distintos fines: en funciones militares, como guardianes en los campos de batalla y para luchar en la arena con bestias salvajes y gladiadores.

El mastiff actual se originó en Inglaterra durante la época medieval, donde encontró un lugar especial en la corte de los nobles como perro de caza mayor, perro de guerra y como protector de castillos y fincas.

Después de la Segunda Guerra Mundial casi se extinguieron en Inglaterra, pero volvieron a establecerse gracias a ejemplares llevados desde EE.UU. y Canadá.

En la actualidad la raza ha evolucionado y los mastiffs se han convertido en compañeros de familia extraordinarios y perros guardianes modernos y leales.

Este coloso es un perro muy bueno, pero necesita un adiestramiento positivo.

El aspecto dominante y fuerte del mastiff contrasta con un temperamento noble, dócil y calmado.

Es un perro equilibrado, tranquilo y paciente, pero también muy protector con los suyos. Observador, suele comportarse de manera reservada con los extraños. No es agresivo por naturaleza, pero reaccionará si percibe alguna amenaza o problema.

Este perro moloso tiene un carácter algo terco y desobediente, y suele actuar más por instinto, que por una causa razonada. Esto, unido a que hay que poder controlar su gran fuerza y tamaño,  va a hacer necesario un buen adiestramiento temprano. El trabajo con él debe ser consistente y afectuoso, y basado en refuerzos positivos que ayuden a moldear su comportamiento de manera efectiva.

El mastiff tiene habilidades naturales como perro guardián y sabe reconocer y diferenciar las situaciones normales de las amenazas.

Su instinto de protección y su lealtad le llevará a defender con valentía a sus seres queridos si lo necesitan. Sin ser agresivo, su enorme envergadura puede atemorizar y resultar muy disuasoria.

Los mastiffs son muy buenos y tolerantes con los niños. Sin embargo, por su gran tamaño y su fuerza, y para evitar que haya algún problema, siempre hay que supervisar los momentos que compartan.

Si están socializados desde cachorros pueden convivir en buena armonía con otras mascotas en casa y mantener relaciones positivas con otros perros.

El manto corto del mastiff facilita bastante los cuidados que necesita. Para mantener su bienestar y preservar su salud, solo precisa un aseo regular.

Su pelaje corto es fácil de cuidar y no requiere un mantenimiento intensivo. Con uno o dos cepillados semanales se eliminará la suciedad y el pelo suelto, reduciendo la cantidad que se le cae en casa.

El baño no tiene que ser frecuente Con hacerlo una vez al mes o cada mes y medio, será suficiente para que se mantenga limpio y libre de olores desagradables.

Siempre hay que utilizar un champú para perros y asegurarse de secarlo completamente después del baño, prestando especial atención a las arrugas faciales para que no se acumule humedad en ellas.

Las orejas, los ojos y dientes deben ser limpiados con regularidad, para evitar la acumulación de suciedad y prevenir posibles infecciones.

Las uñas tienen que cortarse a menudo para que no le provoquen daños o molestias al caminar.

Los mastiffs babean mucho y hay que limpiarles habitualmente el hocico.

Es un perro bastante tranquilo y hogareño, que no necesita mucha actividad. Con dos o tres buenos paseos al día es suficiente para que se sienta bien.

Por su masa corporal es importante controlar el ejercicio y evitar juegos o actividades que ejerzan un estrés excesivo en las articulaciones para prevenir problemas en ellas. Los saltos y las carreras intensas deben limitarse lo máximo posible, especialmente, durante la etapa de crecimiento.

Para procurarle una buena estimulación mental, son recomendables los juegos de búsqueda en los que deba encontrar un objeto o una golosina, los rompecabezas y juegos interactivos, y los juguetes para perros de razas grandes.

Algunos ejemplares pueden tener sobrepeso, por lo que es conveniente controlar la ingesta de calorías, La alimentación del mastiff deber ser específica para razas grandes o gigantes, nutricionalmente equilibrada y de alta calidad. Los alimentos para razas grandes suelen contener niveles adecuados de proteínas, grasas y nutrientes esenciales para el crecimiento y la salud general del perro, con ingredientes como carne magra, granos enteros y vegetales.

Los mastiffs pasan por distintas etapas de desarrollo y sus necesidades nutricionales variarán en función de cada una.

Cuando son cachorros hay que elegir alimentos específicos para esta edad, con más proteínas y calcio, tan importantes durante la fase de crecimiento. A medida que se hacen más mayores, se puede ir cambiando gradualmente a una fórmula para adultos, y luego a una para perros mayores.

Es imprescindible seguir las indicaciones de los fabricantes o consultar con el veterinario lo relacionado con los ajustes necesarios a realizar en la dieta a lo largo de la vida del perro. Así como la cantidad de alimento idónea en cada etapa, según el nivel de actividad.

Debido a su gran tamaño y la tendencia a sufrir problemas de estómago, como la torsión gástrica, se recomienda dividir las comidas diarias del mastiff en porciones más pequeñas y frecuentes. En lugar de dos comidas grandes al día, es mejor ofrecerle tres comidas más pequeñas.

El enorme tamaño del mastiff lo predispone a sufrir muy frecuentemente daños en sus articulaciones, como la  displasia de codo y cadera y la torsión gástrica, condición fatal en la que la acumulación de gases y líquidos en el estómago provoca tal presión que hace que gire sobre sí mismo.

También pueden desarrollar problemas cardiacos, osteosarcoma, un tipo de cáncer de huesos y enfermedades oculares. Las más comunes son la atrofia progresiva de la retina (APR), que es degenerativa, no tiene cura y acaba en ceguera, y el ectropión o la caída del parpado hacia fuera del ojo, lo que puede ocasionar ‘ojo seco’.

A pesar de su tamaño y su fuerza, no es considerada una raza potencialmente peligrosa (ppp), porque no son perros agresivos.

Durante un paseo, si tiene calor o simplemente por cansancio, es frecuente que el mastiff se tumbe en el suelo y no se levante. Esto es algo a tener en cuenta antes de alejarle mucho de casa.

Los mastiffs pueden participar en deportes caninos como la obediencia y el agility. Aunque no destacan por su agilidad, muchos disfrutan de las interacciones con sus dueños y de los entrenamientos.

Lo principal a tener en cuenta antes de elegir un mastiff como animal de compañía es lo grande y fuerte que es. Aunque es un perro noble y bueno, es más recomendable para personas con experiencia previa, capacitadas para adiestrarle en obediencia y que puedan controlarle. La educación en positivo debe comenzar desde cachorro para evitar que sea desobediente cuando llegue a la edad adulta.

Los mastiffs no toleran muy bien las temperaturas elevadas, prefieren los climas templados y fríos. Aunque pueden vivir en el exterior cuando se dan las condiciones adecuadas, elegirán estar dentro de casa con sus dueños. Por este motivo, estos gigantes van a necesitar espacio y no van a sentirse muy cómodos en un piso. El lugar más adecuado para que puedan moverse con libertad, entretenerse y correr sin dificultar la convivencia, es una casa grande que tenga jardín o un patio exterior.

Valorando los pros y los contras, de lo que no hay duda es de que este guardián indomable, afectuoso y de corazón leal puede ser un compañero extraordinario.