Bancos de conservación en España

España quiere impulsar los bancos de conservación, que darán créditos por recuperar espacios naturales
Por Alex Fernández Muerza 23 de diciembre de 2013
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Imagen: Ian Brown

El Gobierno quiere impulsar los bancos de conservación en España, tras su inclusión en la nueva Ley de Evaluación Ambiental. Este sistema, utilizado en Estados Unidos desde hace décadas, permite poner en valor la naturaleza para ofrecer créditos que permitan la compensación de impactos en zonas naturales afectadas por daños ambientales. Este artículo explica que España tendrá bancos de conservación, cómo deberían hacerse estos bancos y cuáles son sus ventajas y desafíos.

España tendrá bancos de conservación

Los bancos de biodiversidad, hábitat, o conservación de la naturaleza han recibido un impulso en España tras incluirse en la nueva Ley de Evaluación Ambiental. Este sistema es una herramienta alternativa a las existentes para compensar impactos inevitables sobre el medio natural, según David Álvarez, director ejecutivo de Ecoacsa, una empresa especializada en herramientas de mercado para la conservación de la naturaleza. Según este experto, «el paso siguiente será desarrollarlos de forma reglamentaria. Previsiblemente, este proceso no se alargará más de dos años, y a partir de ahí, se podrán desarrollar los primeros proyectos».

Dentro de dos años podrían estar en marcha los primeros bancos de conservación en España
La idea consiste en crear, por un lado, los «bancos», terrenos que se conservan, mejoran o restauran. Estos trabajos permiten que se les asigne un número de créditos de conservación, que se inscribirán en un registro del Ministerio de Agricultura, Alimentación, y Medio Ambiente (MAGRAMA). Los créditos de conservación generados tendrán un valor ecológico definido, y será el mercado el encargado de otorgarle un valor económico. Por otro lado se encuentran los «clientes» del banco, los promotores de iniciativas en el medio natural, como una constructora, que podrán adquirir dichos créditos para compensar su impacto ambiental.

La idea de los bancos de conservación lleva décadas en funcionamiento: nació en Estados Unidos (EE.UU.) en 1972 para garantizar el mantenimiento de sus humedales, declarados espacios de interés nacional. En la actualidad, según datos del diario El País, hay unos 540 bancos de conservación repartidos por todo el mundo, en su mayoría para reducir daños sobre humedales, arroyos, bosques y riberas. EE.UU. es con diferencia el país con mayor número de bancos de conservación, con más de 400, si bien Australia también posee una gran parte. En Europa, Alemania lleva la delantera, donde incorporaron este sistema en 2002. Otros países, como Francia y Reino Unido, han puesto en marcha diversas experiencias piloto.

Cómo deberían hacerse estos bancos

Gema Rodríguez, responsable del Programa de Biodiversidad de WWF España, añade que estos bancos no deben sustituir a los procedimientos de evaluación de impacto ambiental y deben generar «adicionalidad»: conseguir objetivos más allá de los logros de conservación que habrían ocurrido sin dicho banco. Según esta experta, su diseño y aplicación deben realizarse fuera de los espacios protegidos, donde ya hay una obligación legal de conservación. Además, requieren de un control constante y de una institución fuerte que lo supervise, algo que nuestro país de momento no tiene. Por ello, Rodríguez señala que la posición actual de WWF es que «ante los riesgos, España no está preparada para un sistema de este tipo.»

David Álvarez también cree que deben funcionar bajo la tutela del Gobierno, para que regule su puesta en funcionamiento, certifique los créditos ambientales tras su creación y supervise las compensaciones efectuadas con los créditos para garantizar que cumplen los requisitos establecidos. Por ejemplo, señala el responsable de Ecoacsa, se debería evitar que con un mismo crédito se compensen dos impactos diferentes.

Asimismo, según Álvarez, es imprescindible que en estos bancos se involucren los diferentes agentes sociales (administración, organizaciones de conservación, empresas y sociedad en general) y que se tenga el mejor conocimiento científico posible de cada hábitat o especie sobre el que se quiera poner en marcha uno.

Bancos de conservación en España: ventajas y desafíos

El responsable de Ecoacsa señala diversas ventajas que los bancos de conservación tendrán en España cuando se pongan en marcha:

  • Garantizan buenos resultados ambientales. Esta herramienta debe garantizar que siempre se gana en biodiversidad. Además, los créditos ambientales solo se pueden usar una vez que se ha evitado el impacto, se ha reparado y mitigado, en el lugar en el que se ha dañado al medio ambiente. Se garantiza que no son una «licencia para contaminar». De lo contrario, no tendría sentido su utilización.
  • Generan puestos de trabajo y un nuevo mercado. Aunque todavía no hay estimaciones, se beneficiarán de estos bancos consultoras, empresas de restauración de ecosistemas, organizaciones sin ánimo de lucro que garanticen el sistema, y un largo etcétera.

En cuanto a sus desafíos, la especialista de WWF España recuerda que hay opiniones científicas que los desaconsejan o bien que alertan de los aspectos críticos para su correcta aplicación, y que no hay un consenso al respecto. Rodríguez explica que introducen los riesgos inherentes a la mercantilización, como la deslocalización (ambiental y territorial), las burbujas financieras, la especulación y la falta de adaptación temporal a los ciclos biológicos necesarios. Este riesgo es especialmente grave en España, según esta experta, «donde se ha descuidado de forma evidente la vigilancia y seguimiento de los procedimientos de evaluación de impacto ambiental».

David Álvarez añade a estos desafíos la aceptación social que este sistema deberá ganarse, los posibles conflictos competenciales entre administraciones o la correcta definición de la metodología de determinación de los créditos.

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