Uno de cada cuatro hogares en Reino Unido sufre pobreza de combustible o pobreza energética y, en otros países, la cifra sería incluso peor. Así lo indica la investigadora británica Brenda Boardman, creadora de este concepto, que pone de manifiesto una realidad que “empeorará seguro”: personas incapaces de mantener en su casa una temperatura adecuada u otros servicios que necesitan energía. La pobreza energética afecta de forma negativa a su salud, al medio ambiente y a la economía del país. Por ello, el Gobierno británico o la Comisión Europea estudian cómo combatirla. Boardman defiende un ambicioso programa de mejora de la eficiencia energética en los hogares más pobres y recuerda diversas medidas que los consumidores pueden asumir para reducirla.
“La pobreza energética se produce en un hogar con bajos ingresos y energéticamente ineficiente”La definición que di para Reino Unido es que un hogar vive pobreza de combustible si no puede pagar los servicios adecuados de energía con el 10% de sus ingresos. La mayor parte de la atención se centra en la calefacción y en que tiene el efecto más directo sobre la salud de las personas. No sé cuál es el uso principal de la energía en los hogares españoles, tal vez la calefacción en el norte y la climatización en el sur.
La pobreza energética se produce en un hogar con bajos ingresos y energéticamente ineficiente. A cualquier persona que viva así le cuesta caro mantener caldeado su hogar, ya que gran parte del calor se pierde en el edificio, al contrario que en una casa eficiente.
Los únicos datos consistentes están disponibles para el Reino Unido: tenemos un 20-25% de los hogares en pobreza energética y el número aumenta cada año.
“La utilización de la energía de forma ineficiente genera una contaminación innecesaria”Por lo menos en los próximos años, la única predicción es que los pobres serán más pobres y el combustible será más caro. La pobreza energética afectará cada vez a más hogares. Es un problema social real que empeorará seguro.
Los pobres de combustible viven con demasiado frío y/o calor y su salud se resiente. Los ancianos son en especial susceptibles y los bebés se desarrollan mejor si tienen una buena temperatura y se alimentan bien. La salud mental de muchas personas sufre, debido a la dificultad para pagar sus facturas y mantener los gastos a un nivel asequible, para hacer frente a la exclusión social (la casa es demasiado fría para invitar a otras personas). El estrés puede debilitar más que cualquier enfermedad.
La utilización de la energía de forma ineficiente se traduce en una contaminación innecesaria. Las estadísticas nacionales muestran un menor consumo de energía en los hogares. La verdadera causa es la privación y las dificultades y no una mayor eficiencia energética. El medio ambiente se beneficia cuando las personas pueden tener una calefacción adecuada y otros servicios energéticos con un menor gasto y menor consumo.
Una mayor eficiencia energética se traduce en un menor consumo de energía, que ayuda a la seguridad energética (no se tiene que importar tanta energía). Una política para mejorar la eficiencia energética de las casas de los pobres de combustible es una excelente manera de aumentar el empleo y estimular la economía local.
“Una política para mejorar la eficiencia energética aumentaría el empleo y beneficiaría al medio ambiente”Un programa potente de mejoras de eficiencia energética, basado en la superficie (todo el mundo dentro de una línea en un mapa) dirigido a los hogares más pobres y menos eficientes. Las autoridades locales deberían crear “zonas de baja emisión de carbono”. Es importante que los políticos vean que reducir la demanda de energía es más barato que comprar nuevo combustible y sus efectos positivos en emisiones cero de carbono.
El coste por propiedad es considerablemente menor si todos los pisos en una calle se tratan de forma integral al mismo tiempo. El programa mejoraría los edificios y beneficiaría al medio ambiente para las próximas décadas. Sería además un gasto que se realizaría en una sola vez. Hay más soluciones, como reemplazar en los hogares el petróleo y el carbón por electricidad procedente de fuentes renovables.
Es cierto que no se puede esperar que las personas con ingresos bajos se puedan costear estos gastos. Se necesita un debate sobre quién debe pagar y cómo. Las ayudas económicas son una solución temporal, cuestan dinero público y se necesitan cada año. Las políticas gubernamentales que se traducen en subidas de precios para todos los consumidores, incluidos los de ingresos bajos, son regresivas. Un buen ejemplo es la tarifa ventajosa para la energía fotovoltaica, de la que se benefician los hogares más acomodados que tienen el capital inicial, pero pagado por todos con las facturas de la electricidad.
“Defiendo las energías renovables, siempre que las paguen los más pudientes”Soy una firme defensora de las fuentes renovables de energía, siempre que las paguen los miembros más pudientes de la sociedad, no los más pobres. Los contribuyentes pueden pagar las primas, los más pobres rara vez pagan impuestos sobre la renta.
Antes he descrito la escasez de combustible en el mundo desarrollado. La situación es muy diferente en los países en desarrollo, donde demasiadas personas carecen de acceso a suministros adecuados de energía, en especial electricidad. En ambos casos, la respuesta es la misma: una inversión económica. ¿Pero con qué dinero?
Todos podemos hacer algo para reducir nuestro consumo de energía: apagar las luces, mejorar el aislamiento de la casa, comprar bombillas y productos energéticamente eficientes, etc. También podemos presionar sobre nuestros gobernantes y otros tomadores de decisiones para que prioricen las políticas de reducción de demanda de energía y la pobreza energética. Y darse cuenta de los beneficios sociales, ambientales y económicos que conlleva.
“En los países en desarrollo, demasiadas personas carecen de acceso a suministros adecuados de energía”El Gobierno británico ha interpretado el 10% como una proporción fija, con independencia de los precios del combustible. De esta forma la pobreza de combustible se puede “erradicar”, como requiere una ley del Parlamento de Reino Unido. Sin embargo, hay varios problemas implícitos y el profesor John Hills está revisando la definición para el Gobierno. Sus propuestas iniciales ayudaron con algunos de los problemas, pero introdujeron otros nuevos.
La Comisión Europea se fija ahora en el concepto “pobreza energética”, que es la misma que pobreza de combustible, pero no ha hecho una definición. Una sugerencia posible es que la proporción de ingresos no sea del 10%, sino el doble de la proporción media del gasto en energía necesaria para el servicio de energía adecuada, para un país específico. Esto podría utilizarse en los 27 Estados miembros.
