Desarrollan un pionero sistema para encontrar productos contaminantes en ríos, lagos y manantiales

Determinados microorganismos sirven como bioindicadores de la calidad de las aguas
Por EROSKI Consumer 29 de enero de 2003

Dos científicos de la Universidad de Granada han desarrollado un método pionero en Europa para la detección biológica de la contaminación del agua en ríos, manantiales y lagos, sin necesidad de realizar el preceptivo análisis químico. Javier Alba-Tercedor, uno de los investigadores, ha descubierto que la presencia de determinados macroinvertebrados del tamaño de un mosquito, que actúan como termómetros del agua, es sinónimo de toxicidad. El gran avance de este método, al margen de su reducido coste, es su capacidad para delatar el origen de la contaminación días después de la infracción.

Estos investigadores denuncian que los agricultores andaluces siguen vertiendo de forma ilegal a los cauces de los ríos alpechín (líquido que sale de las aceitunas cuando están apiladas) y las estaciones depuradoras de las grandes ciudades devuelven casi todas las sustancias tóxicas que eliminan para el uso diario al cauce del que fueron extraídas. El resultado es un peligroso índice de calidad medioambiental, detectado de forma innovadora por estos expertos.

La gran mayoría de los vertidos tóxicos se realizan los fines de semana al reducirse considerablemente la vigilancia. La corriente se lleva las sustancias y es casi imposible hallar al responsable. El sistema de Alba-Tercedor permite desenmascarar el tramo exacto donde se produjo el delito ecológico, hasta un mes después. Los macroinvertebrados, nunca mayores de dos centímetros, actúan como una cámara de seguridad permanente.

La línea de investigación seguida por la colega de Alba-Tercedor, Amelia Ocaña, es similar, aunque trabaja en un terreno virgen para la ciencia. La profesora del departamento de biología animal y ecología de la Universidad de Granada estudia la utilidad de los nematodos, unos animales microscópicos con forma de gusano que sirven también como bioindicadores de la calidad de las aguas.

Su desarrollo es embrionario y tan sólo ella trabaja en España con esta especie animal, pero su utilidad aún está por explotar. A diferencia de los organismos de Alba-Tercedor, los nematodos abundan allá donde haya agua, ya sea dulce o salada. La contaminación es detectada precisamente cuando algunas especies hacen acto de presencia.

En el río Monachil (Granada) ya ha catalogado más de cien especies distintas de nematodos. Los más pequeños apenas superan el milímetro de tamaño, pero los hay inocentes que se alimentan de algas y otros que han desarrollado hasta dientes y trompa con diminutos pinchos para devorar otros microorganismos.

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