Así llegan los PFAS a los ríos, el medio ambiente y nuestro cuerpo

Las principales fuentes de contaminación al medio ambiente por sustancias per y polifluoroalquiladas son las fábricas y los residuos humanos
Por Beatriz Portinari 16 de abril de 2024
aguas residuales PFAS
Imagen: Tom Fisk
Desde hace unos años, los científicos estudian cómo nos afecta la exposición prolongada a las sustancias per y polifluoroalquiladas (PFAS), unos compuestos químicos resistentes al aceite y al agua y muy duraderos que están presentes en tejidos, utensilios de cocina, envases… Ya hay pruebas que las relacionan con trastornos tiroideos, aumento del colesterol, daños en el hígado, diversos tipos de cáncer y efectos nocivos en la salud de futuros bebés. Pero antes de llegar a nuestro organismo, pasan por el medio ambiente. En el siguiente artículo te lo contamos.

Cómo llegan los PFAS a la naturaleza

Las dos principales fuentes de contaminación por PFAS al medio ambiente son las fábricas, en las que se producen o manipulan materiales con estos compuestos y los vierten al entorno, y los residuos humanos, es decir, los desechos de productos utilizados por el hombre y que contienen estas sustancias.

El Grupo de Seguridad Alimentaria y Medioambiental de la Universidad de Valencia (SAMA-UV) ya advirtió en un estudio en 2013 la deficiente capacidad de descontaminación de las depuradoras de aguas residuales, que no pueden evitar el paso de los PFAS a ríos como el Júcar, Llobregat, Ebro y Guadalquivir. “Los PFAS y algunos contaminantes como plaguicidas, productos farmacéuticos y de cuidado personal son liberados como residuos por las ciudades, sin que las depuradoras puedan evitarlo. De ahí pasan a los ríos y de estos al medio ambiente. Además, buena parte del agua que consumimos procede de aguas superficiales o subterráneas, entonces cuando los PFAS no son eliminados, pasan al agua que bebemos y a los alimentos que consumimos”, resume Julián Campo, investigador del Grupo SAMA-UV.

contaminación agua
Imagen: Offenburg

En esta misma línea advierten los investigadores del Proyecto Ciencia Libera, estudio sobre la contaminación difusa en España, elaborado por SEO/ BirdLife en colaboración con Ecoembes, el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) y el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) del CSIC.

El informe analizó 140 áreas de conservación de aves y la biodiversidad (IBA) y encontró restos de PFAS en variedad de hábitats, desde bosques, donde la basura se apreciaba a simple vista, hasta entornos agropecuarios e industriales. De los 17 PFAS analizados, en cuatro se detectaron concentraciones alarmantes. “Se ha comprobado la bioacumulación en el medio natural y, probablemente, los humanos también lo estamos acumulando”, concluye Octavio Infante, responsable del Programa de Conservación de SEO/BirdLife.

Así llegan los PFAS a nuestro organismo

En 2020, el panel de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre contaminantes en la cadena alimentaria concretó el riesgo para la salud humana relacionado con la presencia de sustancias perfluoroalquiladas en los alimentos.

  • La principal vía de contacto con los PFAS es la dieta: a través de animales alimentados con pienso y paja, pesca y vegetales expuestos a entornos contaminados, hortalizas, verduras, tubérculos, frutas, huevos y agua potable que ha podido pasar por plantas de tratamiento o pozos contaminados. Elegir alimentos orgánicos y ecológicos no garantiza que el suelo o el agua de riego o pasto no contenga PFAS.
  • Otras vías de exposición son la respiratoria, a través del polvo inhalado, incluso en el interior del hogar, y por contacto, a través de la dermis.

Cómo reducir la exposición a PFAS

Todavía no existe una certificación oficial que nos indique que un producto no contiene estas sustancias, sin embargo, cada vez más empresas incluyen la etiqueta “PFA free” en sus productos.

A la espera de un etiquetado oficial, los expertos recomiendan revisar los productos de uso cotidiano y tomar decisiones como:

  • sustituir las sartenes de teflón por otras nuevas libres de PFAS o antiadherentes alternativos.
  • vestir con tejidos naturales como el algodón o el lino.
  • evitar calentar alimentos en envases de plástico en el microondas.
  • reducir el uso de vajilla de cartón plastificado de usar y tirar.
  • sustituir los viejos táperes por recipientes de vidrio.
  • leer detenidamente los componentes de los productos cosméticos, de higiene y limpieza, y optar por aquellos con menos sustancias químicas.
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