Descubren en la selva amazónica una nueva especie de hormiga

Se trata de la "Martialis heureka", el tipo de formícido menos evolucionado de los conocidos hasta ahora
Por EROSKI Consumer 21 de septiembre de 2008

Como una prueba más de que en la selva amazónica siguen existiendo miles de especies animales y vegetales sin clasificar, el entomólogo alemán Christian Rabeling ha descubierto en esa recóndita zona la conocida como la hormiga marciana. Se trata del nombre («Martialis heureka») que le han asignado los científicos al comprobar sus inusuales características. De aspecto pálido, sin ojos y depredadora, se la considera el tipo de formícido menos evolucionado de cuantos conocemos.

El especimen hallado es una hembra, de naturaleza obrera y, por lo tanto, incapaz de procrear. Los resultados del análisis obligaron a los investigadores a inaugurar una nueva subfamilia: la «Martialinae» (las que proceden de Marte, en latín). Y es que el insecto posee una serie de cualidades nunca vistas en sus congéneres, de las que destacan las dos pinzas alargadas que posee junto a los maxilares. Rabeling, que trabaja para el Museo de Ciencias Naturales de Karlsruhe, considera que esta especie tiene 120 millones de años de antigüedad, lo que podría convertirla en el «eslabón perdido» de los formícidos.

Los científicos creen que las hormigas, en algún momento de su evolución, adquirieron ojos y adoptaron un modo de vida omnívoro para sobrevivir en la superficie. No obstante, la «Martialis heureka» permaneció desarrollándose bajo tierra, emergiendo sólo tras la caída del sol para atrapar alguna presa, seguramente larvas, con sus poderosas tenazas.

Las hormigas son las «dominadoras ocultas del mundo», según Rabeling. Y es que surgidas en la Era Cretácica, ya se conocen más de 12.000 especies de formícidos, una cifra baja para los mirmecólogos, que estiman el número total en torno a 20.000. La clave de su gran proliferación está en su capacidad adaptativa. Gracias a este potente mecanismo, las hormigas son capaces de sobrevivir a los menos 40 grados de la tundra ártica y a los 60 grados del desierto de Gobi. Son, en sí mismas, un «extraordinario modelo evolutivo» que ha derivado en 21 subfamilias distintas. «Y la tendencia es al alza», asegura Rabeling.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube