Detectan sobre Europa un disolvente industrial prohibido en 1987 por destruir el ozono

Las emisiones de esta sustancia pueden proceder de vertederos del sur del continente
Por EROSKI Consumer 13 de enero de 2003

Los niveles de un compuesto utilizado como disolvente industrial, prohibido en el Protocolo de Montreal de 1987 por contribuir a la destrucción de la capa de ozono, no han descendido hasta cantidades inapreciables como se daba por supuesto en los últimos años. Así lo pone de manifiesto un estudio elaborado por científicos de Holanda, Gran Bretaña y Alemania a partir de los datos recogidos por un avión Hércules C-130 dotado con instrumentación científica, tras sobrevolar Alemania, los Alpes y gran parte de Centroeuropa. «Desde suelo europeo se registra todavía un flujo constante a la atmósfera de este compuesto llamado metilcloroformo (MCF)», explican los autores a la revista «Nature», que publica este estudio en su último número. Aunque se podría pensar, por tanto, que los países de la Unión Europea (UE) están incumpliendo el Protocolo de Montreal, el profesor Maarten Krol, líder de este grupo científico, asegura que esto no es cierto. «Las trazas apreciadas de ese compuesto son relativamente bajas si se comparan con las de hace diez años y, afortunadamente, no tendrían consecuencias relevantes para el estado de salud de la capa de ozono», afirma Krol. La hipótesis barajada por estos investigadores, tras realizar simulaciones sobre el origen de esas emisiones, apuntan a España y otros países del sur de Europa, concretamente a sus vertederos de residuos desde donde lentamente el MCF se liberaría a la atmósfera.

El metilcloroformo es un compuesto que fue utilizado fundamentalmente para el tratamiento de metales y para el lavado en seco de prendas por la industria textil. En virtud del Protocolo de Montreal, donde se prohibieron los clorofluorocarbonados (CFC´s) y otros compuestos con cloro que producen reacciones químicas dañinas para el ozono estratosférico, el uso del metilcloroformo en los países desarrollados debía cesar en 1996. Desde entonces, las estimaciones de los niveles de MCF sobre Europa se basaban en mediciones efectuadas en Irlanda y en los datos proporcionados por el sector industrial sobre la producción y utilización de este disolvente. Según esos cálculos, las emisiones se habían reducido prácticamente a cero.

Aunque no suponen un problema para la capa de ozono, los niveles de metilcloroformo detectados sobre Europa arrojan otro tipo de incertidumbre porque la presencia en la atmósfera de este compuesto se puede usar como «vara de medir» las concentraciones de hidroxilos (OH). Para los científicos es muy importante conocer la cantidad existente de OH porque este compuesto reactivo, que se forma cuando el aire con vapor de agua y ozono se ve expuesto a la radiación del Sol, desempeña un papel crítico en la química de la atmósfera eliminando ciertos gases cuya abundancia es negativa, como el metano o el dióxido de carbono. A partir de las estimaciones del metilcloroformo se pensaba que el OH se había reducido desde 1990 y que había menos sobre el hemisferio norte que sobre el sur. De hecho, así lo aseguraba un estudio muy debatido publicado en 2001 por el científico Ronald Prinn, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.).

Por el contrario, el trabajo difundido en «Nature» apunta que las concentraciones de OH se han mantenido casi constantes durante la pasada década y que en realidad son prácticamente similares en ambos hemisferios del planeta. Si el equipo liderado por Martin Krol tiene razón, las conclusiones globales del estudio no son negativas porque revelan que la abundancia de este compuesto «purificador» de la atmósfera es mayor de la que se creía. Todas esas incertidumbres sobre los niveles de OH se derivan de que es un compuesto químico de corta vida muy difícil de medir, por lo que se acude a la observación de sustancias con las que reacciona, como el metilcloroformo.

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