El agujero de la capa de ozono puede alcanzar este otoño una extensión como toda América del Norte

Hoy se celebra el Día Internacional de este manto gaseoso que protege a la Tierra de las radiaciones ultravioletas
Por EROSKI Consumer 16 de septiembre de 2005

El agujero de la capa de ozono vuelve a ser motivo de preocupación. Recientes mediciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) han demostrado que ocupa ya una extensión de diez millones de kilómetros cuadrados (similar a toda Europa). Y sigue creciendo. Según las estimaciones de la ESA, este otoño puede alcanzar una superficie de 25 millones de kilómetros cuadrados, una extensión como toda América del Norte. En invierno -como cada año- el agujero aparecerá en el Ártico, muy cerca de nuestras latitudes.

Esta especie de manto gaseoso, que hoy celebra su Día Internacional, evita que la Tierra sea quemada por las radiaciones ultravioletas. «La capa de ozono filtra las radiaciones ultravioletas B, que tienen suficiente energía como para destruir las moléculas de ADN. Los organismos vivos sufrimos esa agresión y, aunque tengamos mecanismos para reparar los daños, las células se gastan y pierden esa capacidad de reponerse», explica Alberto Redondas, del Instituto Nacional de Meteorología (INM).

La exposición incontrolada a la radiación luminosa de los años 80 en países desarrollados y tropicales y en lugares como Australia y Nueva Zelanda se está cobrando ya una fuerte factura en cánceres de piel. «Las radiaciones afectan también a la vista», advierte Redondas.

CFC

«La raíz del problema es la industria química», apunta Raquel Montón, de Greenpeace. Si ahora estamos pagando la emisión incontrolada desde los años 60 de gases CFC (derivados del cloro que atacan a la capa de ozono), en la actualidad, alerta Montón, la actividad industrial está arrojando a la atmósfera otros compuestos (hidrofluorocarbonos) que dañan también nuestra cubierta protectora. «Esas sustancias están, por ejemplo, en los refrigerantes de aire acondicionado que llegan de China, EE.UU. y Oriente sin ningún control», dice.

Lo cierto es que los CFC tienen una vida media de 50 años y, según Redondas, el cese de sus emisiones «se ha notado». El actual incremento del agujero tiene que ver, en su opinión, con la propia «dinámica» del ozono. «Hace dos años el agujero, en vez de ser continuo, se dividió en dos y llegó a Argentina», precisa.

Los científicos notaron leves «recuperaciones» del grosor de la capa en 2001 y 2002. «Pero se ha bajado la guardia, no se dedican fondos para su control y ahora nos encontramos que la capa en la Antártida pasa por sus peores momentos», se lamenta el investigador del INM.

El control de la emisión de CFC, plasmado en el Protocolo de Montreal, busca recuperar los niveles de ozono en la atmósfera que había en los años 70. Pero Redondas afirma que el agujero nos acompañará por lo menos hasta el año 2035.

Los rayos ultravioleta

La capa de ozono absorbe la radiación ultravioleta (UV) y su existencia permite la vida fuera de los océanos. Si llegara a desaparecer, los rayos solares esterilizarían la superficie del globo y acabarían con toda vida terrestre.

La radiación ultravioleta de menor longitud, conocida como UV, es letal para todas las formas de vida y es bloqueada casi por completo. La radiación UVA, de mayor longitud, es relativamente inofensiva y pasa casi en su totalidad a través de la capa. Entre ambas está la UVB, menos letal que la UVC, pero peligrosa; la capa de ozono la absorbe en su mayor parte.

El 16 de septiembre fue proclamado Día Internacional de la Preservación y Conservación de la Capa de Ozono por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde el 19 de diciembre de 1994. Se eligió para conmemorar la fecha en la que se firmó el Protocolo de Montreal, un 16 de septiembre de 1987, referente a las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono (SAO).

¿Pero que podemos hacer nosotros en nuestro hogar? Por ejemplo, comprar frigoríficos sin los gases CFC. Además ahora las neveras son más eficientes energéticamente hablando. Es importante descongelarlas regularmente. El hielo reduce eficacia, consume más y produce más averías. También se puede bajar el nivel de frío del frigorífico y usar máquinas de aire acondicionado que no utilicen CFC.

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