El Ártico se está viendo amenazado por las actividades industriales europeas, advierte un informe de la ONU y la AEMA

Especies clave de este ecosistema presentan sustancias cancerígenas, lo que supone una amenaza para la población indígena
Por EROSKI Consumer 22 de marzo de 2004

El Ártico, una de las últimas áreas vírgenes del planeta, se ve amenazado por las actividades industriales de Europa, según un informe elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA).

Las comunidades indígenas han gestionado de forma sostenible los recursos del Ártico durante miles de años. Sin embargo, mientras crece la dependencia europea sobre estos recursos, la región se encuentra bajo una presión creciente: fragmentación del hábitat, cambio climático y polución son sólo algunos de los efectos de un desarrollo insostenible, indica el informe, que advierte de que dicha región «podría experimentar drásticos cambios si los responsables políticos de la Unión Europea (UE) y otras instancias no deciden abordar con seriedad estos problemas». Bajo el título «El entorno ártico: perspectivas europeas», este trabajo pasa revista a las amenazas más acuciantes de esta zona del planeta, que van desde la fragmentación de los hábitats naturales y la sobrepesca de las antes abundantes poblaciones de peces, al uso insostenible de otros recursos naturales tales como las zonas forestales. Además, especies animales y vegetales únicas se ven amenazadas o en proceso de extinción como consecuencia del cambio climático.

Y es que un desarrollo desorganizado, dice el informe, está comenzando a ejercer un importante efecto acumulativo en el medio ambiente ártico, con consecuencias económicas y sociales adversas para la población indígena de la región. Determinadas sustancias contaminantes, algunas de ellas cancerígenas, están presentes en especies árticas claves, lo que supone un motivo de gran preocupación para la salud humana.

En este sentido, el director ejecutivo del PNUMA, Klaus Töpfer, asegura que «habida cuenta de los elevados niveles de sustancias químicas tóxicas que presenta la población inuit local, el deshielo del permafrost (subsuelo permanentemente congelado) y el retroceso de los glaciares en toda la región, el Ártico constituye una especie de sistema de alerta rápida medioambiental para todo el planeta».

Especies en peligro

Los europeos han venido explotando los recursos del Ártico durante siglos. Cazadores europeos, pero también de otras partes del globo, han tenido como objetivo las ballenas, focas, morsas, osos polares y otros animales árticos, muchas veces al borde de la extinción. Más recientemente, las reservas naturales de petróleo, gas y otros minerales han sido el foco de atención. No obstante, la caza continúa en gran parte del Ártico, fuera de las reservas y las áreas protegidas, pero está fuertemente regulada, favoreciendo las necesidades y los derechos tradicionales de la población local e indígena.

Muchas especies están sobreviviendo en un buen número gracias a acuerdos internacionales y nuevas regulaciones nacionales. Otras no han corrido la misma suerte y están sometidas en la actualidad a estrictos controles de conservación. Pero la explotación ilegal, incluyendo el aprovisionamiento de mercados ilícitos de especies raras y en peligro, siguen siendo amenazas constantes.

Según Töpfer, «por fortuna» existen medidas para paliar estos problemas, como la Convención de Estocolmo contra los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP´s), que entra en vigor el próximo 17 de mayo, y el Protocolo de Kioto contra el cambio climático, que está a la espera de la ratificación de Rusia. «Los responsables europeos deben reconocer con claridad que adoptar estas medidas no sólo acarreará beneficios medioambientales y sociales, sino que también supondrá ventajas económicas», asegura el responsable del PNUMA. «Cuando se trata del cambio climático, la aplicación de políticas de energías renovables puede aliviar la carga económica de las inundaciones y de otros desastres relacionados con el clima», añadió.

Por su parte, la directora de la Agencia Europea del Medio Ambiente, Jacqueline McGlade, dice que «gobiernos, reguladores, pueblos indígenas y el sector privado deben trabajar juntos para gestionar los recursos naturales del Ártico y utilizarlos de forma responsable y equitativa». Esto «no se conseguirá sin un compromiso genuino en todos los ámbitos», advierte McGlade, que insta a los líderes europeos a mostrar «seriedad» en estas cuestiones.

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