El batiscafo francés «Nautile» inició ayer la segunda fase de su investigación sobre el estado del buque «Prestige» y la cantidad y características del fuel-oil que sigue vomitando. Tras descubrir que pierde 125 toneladas de crudo al día a través de sus 14 grietas, 9 en la proa y 5 en la popa, durante los próximos cuatro días centrará los estudios en la viabilidad o no de taponar, aunque sea parcialmente, las fugas.
El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, informó de que el «Nautile», a bordo del cual viaja Javier del Moral, uno de los miembros del Comité Científico creado por el Ejecutivo, tiene encomendadas cinco nuevas grandes misiones. En primer lugar, debe medir la temperatura de las fugas de fuel-oil, que al parecer todavía se encuentra muy caliente en los tanques del «Prestige», lejos de cualquier posibilidad de solidificación.
Posteriormente, el sumergible francés colocará unos sensores en los flujos de crudo a fin de medir exactamente la cantidad que pierden las fugas. El «Nautile» también recogerá muestras de este fuel-oil para su posterior análisis en profundidad y, sobre todo, analizará si es posible remendar un «Prestige» que se teme pueda estallar en cualquier momento con unas 50.000 toneladas de combustible en su interior.
Fondo marino
Por otro lado, el Gobierno ha encomendado a la Comisión Científica que estudie una metodología para la limpieza y tratamiento de la parte de costa que no es estrictamente playa sino, fundamentalmente, zona de roca. El «gabinete de crisis» que preside Rajoy es consciente de las enormes dificultades existentes para limpiar lugares de enorme riqueza, ya que es allí donde se cría el marisco.
Este grupo de expertos volverá a reunirse hoy y el Gobierno ha pedido que se incorpore a él algún científico de la Comisión Europea. Enorme preocupación genera también el estado del fondo marino, gravemente afectado por las miles de toneladas de crudo expulsadas en las proximidades del litoral gallego.
Buceadores del Ejército investigan ese fondo del mar, que centra también los trabajos y estudios del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Cabe recordar que expertos del Instituto Oceanográfico han estimado que al menos hasta dentro de 10 años no se habrá regenerado y limpiado plenamente el fondo marino.
Tercera marea
Mientras tanto, las Rías Bajas se convirtieron ayer en un ir y venir constante de pequeñas embarcaciones que intentan coordinarse para hacer frente a una inminente nueva marea negra, la tercera desde que se hundiera el buque. Los vientos, que habían dado una tregua a la zona, rolaron a componente oeste y pusieron en estado de máxima alerta a pescadores, mariscadores y autoridades.
Unos 4.000 barcos y sus ocupantes se encargarán en las próximas horas de hacer frente a la llegada de esta tercera marea -una gran mancha de fuel que avanza rápidamente desde unas 50 millas al este de Cabo Sillero- a unas costas que ya han visto como el petróleo destrozaba el parque nacional de las Islas Atlánticas y las playas de La Guardia, Baiona o Santa María de Oia. Paradójicamente, este enclave ha servido hasta ahora de parapeto para las Rías Bajas.
Los puertos de Cambados, O Grove, Arosa y Vilanova esperan la llegada en las próximas horas de 6.000 metros de barreras oceánicas procedentes de EE.UU., que se añadirán a los 3.000 que ya se han hecho llegar al lugar.