El fuel que queda en el «Prestige» se intentará extraer en grandes bolsas tras perforar el casco

El Gobierno pretende iniciar los trabajos, que requerirán dos robots especiales, a finales de verano
Por EROSKI Consumer 5 de abril de 2003

El Gobierno dispone ya de un plan múltiple para intentar poner fin definitivamente a la amenaza que aún supone el «Prestige». El Consejo de Ministros dio ayer el visto bueno a las propuestas del grupo internacional de empresas petroleras, lideradas por Repsol, para vaciar los tanques del petrolero hundido frente a las costas gallegas. La extracción del fuel «por gravedad» es, por ahora, la vía más factible, aunque no se descartan como alternativas complementarias el encoframiento parcial o, en última instancia, el bombeo convencional por succión.

La profundidad a la que reposa el pecio diseminado del petrolero hundido el pasado noviembre a 250 kilómetros de Finisterre, convierte la empresa en un reto inédito en el mundo. La popa yace a 3.565 metros bajo el agua, y la proa a 3.830 kilómetro y medio, por debajo de los ensayos submarinos más profundos realizados nunca. En estas condiciones, los expertos agrupados por Repsol y grandes firmas petroleras mundiales especializadas en extracción de crudo en aguas profundas -BP (Gran Bretaña), Petrobras (Brasil), Eni (Italia), TotalFina-Elf (franco-belga) y Statoil (Noruega)- apuestan como primera opción por la «extracción por gravedad».

En términos simples se trataría -dijo Mariano Rajoy, vicepresidente primero del Gobierno- de abrir «un boquete» de 80 ó 90 centímetros en el casco del «Prestige», instalar una válvula y vaciar progresivamente las 37.000 toneladas que se calcula quedan todavía en los tanques del barco. El fuel se depositaría en grandes «bolsas-lanzadera», capaces de contener 1.000 toneladas cada una que, una vez llenas y selladas, se propulsarían hacia la superficie para su posterior recogida.

Además del diseño de robots teledirigidos capaces de operar en fondos marinos extremos, necesarios sea cual sea la opción elegida, el punto clave es, una vez más, la densidad del fuel. Si tras el hundimiento del barco se apostaba por la solidificación del carburante en contacto con las frías aguas del Atlántico, lo ideal sería ahora que conserve cierto grado de fluidez y sea capaz de manar para llenar dichos depósitos. Según criterios técnicos, incluso si hubiese espesado demasiado sería posible aligerar el carburante mediante la inyección de aceites vegetales biodegradables.

El batiscafo francés «Nautile» volverá a sumergirse en mayo para la toma de datos, analizar la situación del pecio y del sellado de las grietas sobre las que operó a principios de año. Los responsables de Ifremer, la empresa propietaria del «Nautile», estimaron que las fisuras taponadas podrían aguantar con ciertas garantías un máximo de tres años, aunque otros especialistas alargan ese plazo hasta los diez años. El Gobierno, sin embargo, prefiere no correr riesgo alguno y poner punto final cuanto antes al problema. El propio Rajoy anunció que los primeros ensayos mediante el sistema de extracción gravitatoria podrían llevarse a cabo a finales de este verano. Asociaciones ecologistas como Greenpeace aplaudieron esta diligencia.

Durante estos meses, sin embargo, se trabajará de forma simultánea también en las otras dos opciones para evitar retrasos en caso de fallo o inviabilidad del plan A. Como segunda alternativa, Repsol propone el confinamiento parcial del pecio. No se trataría -explicó el vicepresidente- del sarcófago de hormigón apuntado en un principio como solución para enterrar bajo el mar la carcasa rota del petrolero, sino de una suerte de «marquesina» provisional, capaz de contener posibles fugas, que permitiera nuevas operaciones de reparación y sellado, y susceptible de ser retirada si se diera con una solución más segura y definitiva.

Sólo en caso de que las dos primeras propuestas fallaran los técnicos optarían por la extracción convencional del fuel por bombeo a través de una tubería hasta la superficie. A pesar de su aparente sencillez, se trata de la vía más incierta, dada la presión descomunal que, por su propio peso, debería soportar un conducto de casi cuatro kilómetros de longitud.

El coste de la operación no está evaluado, aunque el Gobierno constituirá un fondo inicial de 11,4 millones de euros, ampliables a 20,5, con el que sufragar los costes logísticos, técnicos y operativos del dispositivo, y remunerar los servicios de las compañías extranjeras y terceros implicados. Repsol se hará cargo de sus propios costes, señaló Rajoy.

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