La temporada de desove de las tortugas verdes en Playa Tortuguero, situada en el Parque Nacional del mismo nombre, en Costa Rica, acaba de comenzar. Hasta noviembre, cuando termine la temporada, llegarán a sus playas unos 40.000 ejemplares, tantos como turistas, que con su presencia amenazan el equilibrio de la especie. Las estrictas medidas de protección han sido insuficientes hasta ahora para preservar este quelonio, que llega a medir hasta 1,40 metros de largo.
El Parque Nacional de Tortuguero fue creado a finales de la década de los setenta para proteger a la tortuga verde, de cuya carne y huevos dependían en buena parte, en ese entonces, la población cercana. Actualmente se ha convertido en un centro turístico en el que la tortuga verde es el principal reclamo. De hecho, cientos de turistas se desplazan por las noches a la playa para observarlas en su lugar de desove.
Costa Rica es uno de los pocos países que tiene protegida a la tortuga desde hace más de 20 años. Hasta diciembre pasado, a quien se descubriera comerciando con carne o huevos de esta especie, en peligro de extinción, era sancionado hasta con 50 dólares. En 2002 entró en vigor una nueva ley que cambió las multas por hasta dos años de cárcel. Eduardo Chamorro, administrador del Parque Nacional, asegura que los principales desafíos a los que se enfrenta esta área en la actualidad son la contaminación por residuos de plaguicidas utilizados por empresas productoras de banano y piña, que descienden por ríos y canales, y los escasos recursos para hacer frente a la cacería ilegal.
En el Parque Tortuguero no sólo desova la tortuga verde, sino también la baula, la de mayor tamaño -llega a medir hasta 2,5 metros-, la carey y la negra, pero la primera es la más numerosa. El biólogo Carlos Calvo calcula que el año pasado arribaron a Tortuguero unas 40.000 tortugas.
Las playas de Cuba, Panamá, Islas Vírgenes y Brasil son otros sitios de desove de tortugas, aunque en menor número.
