Encuentran en un bosque guipuzcoano una nueva especie de insecto

El "Mayetia amicorum" pertenece al género de los estafilínidos y tiene sólo dos milímetros de longitud
Por EROSKI Consumer 5 de julio de 2006

El parque natural de Aiako Harria, en la localidad guipuzcoana de Oiartzun, alberga un pequeño insecto que acaba de ser reconocido como una nueva especie para la ciencia. Es el «Mayetia amicorum», un estafilínido de dos milímetros de longitud que ha sido localizado por miembros de la Asociación Entomológica de Guipúzcoa. Además, estos expertos han descubierto 22 especies de insectos que se desconocían en el País Vasco, de las que cinco nunca se habían visto en la Península.

El entomólogo Xanti Pagola explica que «el ‘Mayetia’ es una especie nueva que sólo se ha encontrado en un lugar concreto de Oiartzun. Habita en la parte superior de la tierra de los bosques, concretamente bajo un castañar. El entomólogo catalán Carles Hernando, especialista en estafilínidos, ha colaborado con nosotros y ha certificado que es una nueva especie». «Mayetia -continúa Pagola- es un género que existía, pero la especie es nueva dentro de ese género. El nombre de ‘amicorum’, que quiere decir ‘a los amigos’ en latín, se debe a que Hernando quiso dedicarnos esta clasificación. Ya ha sido descrita en una publicación especializada, por lo que está validada ante la comunidad científica internacional».

El entorno del parque natural guipuzcoano contribuye a dar relevancia a este descubrimiento. «La región biogeográfica eurosiberiana penetra en la Península por esa zona y, con ella, muchos elementos de fauna, entre ellos los insectos. Aiako Harria está en una posición estratégica y es un espacio protegido, lo que realza su valor», señala el entomólogo vasco.

Estos hallazgos son fruto de cinco años de trabajo para un grupo de diez personas. El proyecto ha permitido clasificar cerca de 500 especies. «El trabajo de campo requiere mucho tiempo y dedicación. Es importante ir y volver a ir, hacer cantidad de salidas al campo, más de 500 para presentar este informe. Recogemos los insectos y luego los estudiamos y clasificamos en el laboratorio», apunta Pagola. El esfuerzo se compensa con la certeza de que se contribuye a un mejor conocimiento de la naturaleza.

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