Energía eólica: la energía del futuro

Los expertos señalan que será la fuente energética que más se desarrollará en las próximas décadas
Por Alex Fernández Muerza 9 de julio de 2009
Img eolica
Imagen: Scott Ableman

La energía del viento no produce emisiones contaminantes en el medio ambiente ni agrava el efecto invernadero, además de ser una fuente inagotable, por lo que se trata de una valiosa alternativa frente a los combustibles no renovables como el petróleo. Los expertos señalan que se trata de una tecnología consolidada, por lo que su potencial de desarrollo es el más alto para los próximos años.

Aunque hicieron falta muchos años de investigación y experimentación, la energía eólica es en la actualidad un sistema de obtención de energía asentado. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), alcanzará el 14% de la producción eléctrica europea en 2030 y supondrá un 60% del incremento total de la generación eléctrica entre 2006 y 2030.

Asimismo, la AIE considera que la eólica va ser energía que más se va a desarrollar en el mundo de aquí a 2050, si se quiere lograr un escenario de sostenibilidad (el denominado escenario BLUE, que plantea una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad). Así, estima que la potencia anual a instalar hasta 2050 se situará por encima de los 70.000 MW, de los que el 30% corresponderían a la eólica marina u «offshore» (muy por encima del ritmo de instalación de los últimos años).

La energía eólica alcanzará el 14% de la producción eléctrica europea en 2030
Gonzalo Sáenz de Miera, director de Prospectiva Regulatoria de Iberdrola, asegura que la energía eólica, por sus perspectivas de reducción de costes y el encarecimiento de los combustibles fósiles, es una de las opciones más económicas y con mayor potencial de desarrollo. Por ello, este experto cree que la eólica podría ser muy útil para hacer frente a los retos que plantea el modelo energético actual en términos de seguridad energética y cambio climático en un escenario, plausible, de incremento y mayor volatilidad de los precios de los combustibles fósiles.

La energía eólica supone también importantes oportunidades de generación de valor añadido y de empleo. El último informe de la Comisión Europea al respecto (publicado en 2005) apuntaba que sólo la eólica generó un valor añadido a la economía europea de más de 9 billones de euros y casi 200.000 empleos, con unas perspectivas crecientes, ya que se muestra a la eólica como la tecnología renovable con mayor potencial de crecimiento hasta 2030 en la UE 15 (el 42% del crecimiento renovable será eólico).

La colocación de aerogeneradores debe cumplir una estricta normativa para procurar el menor impacto medioambiental posible. Además, el control sistemático de su funcionamiento, por medio de informes periódicos, y su posterior desmantelamiento – poseen una vida útil de unos 30 años – asegura que se dan las condiciones necesarias para respetar el entorno.

Por otra parte, el diseño de los modernos aerogeneradores está permitiendo reducir su tamaño, y en cuanto a otro de los problemas que más preocupa a los ecologistas, sus efectos negativos en las aves, los expertos en esta tecnología indican que éstas acaban acostumbrándose a su presencia y los esquivan como cualquier otro escollo que encuentran a su paso.

Inconvenientes para su desarrollo

A pesar de estas buenas expectativas, la Agencia Europea de la Energía Eólica (EWEA, por sus siglas en inglés) señala que el flujo intermitente de generación a la red es una dificultad que frena su desarrollo, aunque se muestra optimista en que pueda solucionarse gracias al respaldo político nacional y regional.

Sin embargo, como explican Sáenz de Miera y su compañero de Iberdrola Miguel Muñoz Rodríguez, este reto es perfectamente asumible y no compromete las ventajas de esta opción tecnológica frente a las alternativas convencionales. La variabilidad de la energía eólica, argumentan, se ve mitigada por los grandes avances que se están produciendo en la predicción de la producción y la magnitud de la variación en su producción, que se puede afrontar con cierto grado de sobrecapacidad como la del caso español, y comparable a otros factores que también introducen variabilidad en el sistema (fallos en centrales convencionales, problemas de suministro de combustibles, etc.).

En concreto, Sáenz de Miera argumenta que será imprescindible que la tecnología eólica alcance la competitividad plena en el mercado, y que se asiente el marco regulador. Se deberían impulsar además marcos de apoyo sostenibles, incentivar las mejoras de eficiencia y la reducción de costes, y redefinir la planificación energética para compatibilizar el fomento de las renovables con la seguridad y la eficiencia en el sistema eléctrico.

Energía eólica en España

La energía eólica en España es una de las principales fuentes renovables y su utilización es cada vez mayor, hasta el punto de que se estima que dentro de diez años representará un 15% de la energía que se consume en nuestro país. Según la Asociación Empresarial Eólica (AEE), la generación de electricidad mediante energía eólica ha llegado a atender en algunos momentos del año hasta el 40% de la demanda eléctrica. Asimismo, la AEE afirma que España fue el país que protagonizó el mayor crecimiento mundial en energía eólica a lo largo del año pasado, situándose en el segundo puesto del mundo, por detrás de Alemania.

La generación de electricidad mediante energía eólica ha llegado a atender en algunos momentos del año hasta el 40% de la demanda eléctrica en España
Con datos de mayo de 2009, Castilla-La Mancha lidera el sector con 3.430 MW instalados; seguida por Galicia con 3.051 MW; Castilla y León, 2.927 MW; Aragón, 1.634 MW, y Andalucía, 1.572 MW. En el otro extremo se sitúan Extremadura y Madrid, que carecen de instalaciones de energía eólica.

En opinión de Sáenz de Miera, el reto de la energía eólica en España, en un contexto de competencia internacional creciente, es la competitividad, de manera que se pueda apropiar del valor añadido generado por el crecimiento del sector en todo el mundo. Según el experto de Iberdrola, serán necesarias la adopción de planteamientos mucho más proactivos de desarrollo tecnológico y reducción de costes en toda la cadena de valor, con un mayor esfuerzo en términos de I+D+i públicos y fundamentalmente privados.

Energía eólica marina

El viento que sopla en los mares también puede utilizarse para la obtención de energía. De hecho, los expertos le auguran a la «offshore» el futuro más prometedor dentro de la energía eólica, puesto que en el mar la fuerza del viento es más estable y permite la colocación de aerogeneradores más pequeños con una vida útil mayor.

Según un informe de la organización ecologista Greenpeace, la energía eólica marina podría proporcionar electricidad a todos los hogares europeos en 2020, una vez de que se instalaran 50.000 turbinas eólicas en los mares europeos, que permitirían además la creación de tres millones de empleos en toda Europa, el fortalecimiento del tejido industrial en zonas deprimidas y, sobre todo, la obtención de electricidad más barata y limpia que el carbón y la energía nuclear.

Asimismo, aunque el coste de instalación de los aerogeneradores en el mar es superior al de las zonas terrestres, el desarrollo de su tecnología está propiciando un ahorro de costes que lo hacen cada vez más competitivo.

Dinamarca es el país que inició la energía eólica marina y en sus mares se encuentran en la actualidad los mayores parques de aerogeneradores, lo que permite cubrir el 50% del consumo eléctrico familiar danés. En España no hay ningún parque eólico marino, aunque hay varios enclaves que podrían ser utilizados, como el Estrecho de Gibraltar, el cabo de Creus, el delta del Ebro o zonas de la costa gallega. Sin embargo, el litoral español no es, en general, muy adecuado por la gran profundidad de su plataforma continental.

Pasado y presente de la energía eólica

El uso de las turbinas de viento para generar electricidad comenzó en Dinamarca a finales del siglo XIX. Las máquinas modernas funcionan cuando el viento alcanza unos 19 kilómetros por hora, logran su máximo rendimiento con vientos de entre 40 y 48 kilómetros por hora y dejan de funcionar cuando los vientos alcanzan los 100 kilómetros por hora.

Los sistemas más desarrollados y rentables se denominan parques eólicos, puesto que consisten en agrupaciones de varios molinos que envían energía eléctrica a la red. Los parques eólicos más grandes se encuentran en Estados Unidos, país que cuenta con quince de los veinte mayores parques del mundo. El más grande, Horse Hollow Wind Energy Center, está ubicado en Tejas y tiene una potencia similar a la de una central nuclear.

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