Etiquetas energéticas, no siempre reales

Uno de cada cinco electrodomésticos consume más de lo que indica su etiqueta energética
Por Alex Fernández Muerza 17 de abril de 2014
Img etiquetaenergetica hd
Imagen: Tom Raftery

Uno de cada cinco electrodomésticos del mercado es menos eficiente de lo que sus fabricantes aseguran en el etiquetado energético. Así lo destaca un programa europeo que quiere identificar los incumplimientos de esta información. Sus responsables recuerdan que un buen etiquetado sirve para ahorrar dinero, no malgastar energía y combatir el cambio climático. Este artículo explica que las etiquetas energéticas no siempre son fiables, la campaña MarketWatch para identificar las malas etiquetas y la evolución de las etiquetas energéticas.

Las etiquetas energéticas no siempre son fiables

Una secadora de clase A puede ahorrar unos 218 euros al año frente a otro modelo medio del mercado
Los fabricantes tienen que incluir en los electrodomésticos que venden una etiqueta sobre su eficiencia energética. Esta información, basada en los estándares de la Unión Europea (UE), es un buen criterio de compra para los consumidores. Los modelos más eficientes cuestan más dinero, pero, al gastar menos energía, son una buena inversión para la economía y el medio ambiente. Así, un lavavajillas de clase A+ puede ahorrar en energía unos 48 euros y medio al año en comparación con otro modelo medio del mercado, mientras que una secadora de clase A puede ahorrar unos 218 euros y medio al año, según la organización británica Energy Saving Trust.

Sin embargo, estas etiquetas no siempre son fiables, según diversos informes europeos:

  • Informe final de la Comisión Europea sobre la evaluación de la directiva sobre diseño ecológico. Publicado en 2012, apunta una «creciente evidencia de que el nivel de incumplimiento en la información ofrecida se mueve entre 10% a 20%».
  • Proyecto ATLETE. Respaldado por la UE, analizó las etiquetas de diversos frigoríficos domésticos y descubrió que un 21% incumplía la declaración de clase energética. En un 57% el incumplimiento se refería al menos a un área de la etiqueta energética.
  • Informe sobre la Directiva de Etiquetado Energético y Ecodiseño. Publicado el año pasado por Ecofys, una consultora internacional especializada en energía, señalaba un grado de incumplimiento de entre el 10% y el 25% de los productos analizados. Sus responsables apuntaban que el 20% de los productos en las tiendas no están marcados y el 15% no están correctamente etiquetados.

Identificar las malas etiquetas: campaña MarketWatch

MarketWatch es una campaña puesta en marcha para identificar los incumplimientos en materia de etiquetado energético. Con una duración de tres años, está co-financiada por el programa «Intelligent Energy Europe» de la UE y participan 16 organizaciones civiles de Reino Unido, Francia, Dinamarca, Polonia, Portugal, Alemania, Austria, República, Italia y España (Ecodes).

Los miembros del programa realizarán más de 300 visitas a los comercios de venta de electrodomésticos y las mismas para tiendas en Internet, y revisarán el etiquetado de unos 25.000 productos. Para comprobar la información de las etiquetas, se harán a nivel europeo 100 test simplificados y 20 test completos de productos por laboratorios acreditados. Los datos descubiertos se publicarán y se colaborará con las instituciones para localizar áreas problemáticas.

La importancia de un buen etiquetado es subrayado por los responsables de MarketWatch, que apuntan diversas razones económicas y ambientales. Se estima que hasta una quinta parte del ahorro se pierde porque productos inadecuados llegan al mercado. Además de que los consumidores pagan más en su factura de la electricidad, se causa una gran pérdida de energía, cerca de 100 TWh (teravatios por hora) cada año, la misma cantidad que consume Europa del Este a nivel residencial. La correcta aplicación de la directiva de ecodiseño podría llegar a ahorrar a Europa 90 billones de euros por año en 2020, casi 280 euros por cada hogar en la UE.

En cuanto a las razones ambientales, el despilfarro de energía supone un impacto ambiental en forma de contaminación y cambio climático. Los integrantes de la campaña esperan evitar la emisión anual de dos millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).

La evolución de las etiquetas energéticas

La etiqueta energética de electrodomésticos (ampliada a otros productos, como neumáticos o edificios) se utiliza desde 1995 en la UE para facilitar a los consumidores la elección de los modelos más eficientes. El éxito de la iniciativa, unido al avance de la tecnología y al objetivo de incentivar a los productores a desarrollar electrodomésticos cada vez más eficientes, llevó a los responsables comunitarios a introducir en 2003 dos nuevas clases para los aparatos de refrigeración, A+ y A++.

La nueva directiva marco entró en vigor el 19 de junio de 2010 e introdujo un nuevo diseño de la etiqueta energética para continuar su evolución hacia productos cada vez más eficientes. Los elementos básicos continúan siendo los mismos para facilitar a los consumidores que les resulte familiar y puedan reconocerla sin problemas. Cuestiones como la escala por colores (desde el verde para las categorías más eficientes hasta el rojo para las menos) o las siete clases energéticas se mantienen, si bien se introducen tres clases adicionales, A+, A++ y A+++. Los textos de la etiqueta se sustituyen por pictogramas, de manera que sea igual para todos los Estados miembro de la UE.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube