El mayor arrecife artificial construido hasta ahora en Europa se extiende a lo largo de 37 kilómetros entre las localidades tarraconenses de Salou y L’Ametlla de Mar y fue inaugurado ayer. Este rompiente cerrará el acceso de los barcos no autorizados a las aguas protegidas del golfo de Sant Jordi, permitirá la práctica de la pesca artesanal y protegerá las algas de esta zona de la costa sur de Tarragona.
El arrecife consta de 900 módulos de protección -de 2,55 por 2,55 metros de base y 3,30 metros de altura máxima cada uno- repartidos en 50 polígonos de 1.000 metros de largo y 60 de ancho, y su construcción ha supuesto una inversión de más de un millón de euros.
Tras la inauguración de este arrecife artificial, Cataluña cuenta con 18 instalaciones de este tipo para preservar la franja costera y crear reservas marinas. Además, la Generalitat tiene previsto que este tipo de barreras protejan en el año 2006 a más de 14.00 hectáreas de aguas del litoral catalán.