Investigadores españoles constatan los efectos negativos de la contaminación sobre los bosques mediterráneos de algas pardas

La recuperación de estos hábitats es muy lenta en zonas donde la calidad del agua ha mejorado
Por EROSKI Consumer 16 de mayo de 2012

Investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han logrado la «primera evidencia experimental» del efecto de la contaminación sobre la supervivencia y el crecimiento los bosques mediterráneos de algas pardas. Según se desprende de los tres estudios llevados a cabo por estos biólogos, «la recuperación de estos hábitats es muy lenta y requiere de la aplicación de medidas de gestión adecuadas».

Los tres trabajos citados, publicados en diferentes revistas internacionales, han estudiado aspectos de la ecología, la biogeografía y los efectos de la contaminación sobre las algas pardas del género Cystoseira. En concreto, se han centrado en tres especies del género Cystoseira endémicas del Mediterráneo: C. crinita, C. barbata y C. spinosa v. tenuior, ha explicado el IEO.

El primero de estos estudios «evidencia por primera vez, mediante un experimento de campo, los efectos negativos de la contaminación, especialmente por metales pesados, sobre la supervivencia y el crecimiento de diversas especies de Cystoseira», destaca el IEO. Además, se ha observado que la capacidad de recuperación de estas especies es muy lenta en zonas donde la calidad del agua ha mejorado, por lo que requieren de la aplicación de medidas de gestión que incluyan actuaciones directas, como por ejemplo el trasplante de adultos o la dispersión de propágulos fértiles.

El segundo estudio se centró en estimar la producción de las comunidades dominadas por Cystoseira crinita, que resultaron ser comparables con los sistemas marinos más productivos, como pueden ser las praderas de Posidonia oceánica. Con estos resultados, obtenidos tras monitorear los cambios en la composición y estructura de las comunidades de Cystoseira en la Reserva Marina del Norte de Menorca, «se ha podido confirmar el importante papel estructurador que tienen estas especies sobre el resto de organismos del ecosistema», explica el iEO. «El buen estado ecológico de esta isla, junto con una geomorfología adecuada -sobre todo en la costa norte- favorecen la diversidad y el buen estado de estas poblaciones», señaló Marta Sales, primera autora de estos trabajos.

En cuanto al tercer trabajo, dedicado al estudio de las variaciones biogeográficas de las comunidades de C. crinita a lo largo del Mediterráneo, desde España hasta Turquía, indica que los patrones biogeográficos clásicos, que describen una barrera principal en Sicilia que divide la cuenca occidental y la oriental, y un gradiente de disminución de la biodiversidad hacia el Este, se observan pero con excepciones para Cystoseira. Se detectó una correlación positiva entre la riqueza de especies del ecosistema y la latitud, mientras que no se detectó ninguna correlación con la longitud, «lo que podría significar que la temperatura tenga más importancia que la cercanía al Atlántico a la hora de estructurarse la riqueza de especies de estos hábitats», indica el IEO.

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