No aparecen en las portadas de las revistas por su exotismo, pero son igualmente importantes en el equilibrio de los ecosistemas. Son las aves comunes, que viven cerca o conviven con el hombre. La presión humana amenaza a algunas de estas especies; otras, se benefician en parte de la urbanización, aunque la adaptación implica cambios en su conducta o en su alimentación.
Conocer la evolución de las aves comunes
Entre mediados de abril y de junio, varios centenares de voluntarios de SEO/Birdlife llevan a cabo una nueva campaña de SACRE (Seguimiento de Aves Comunes Reproductoras), que forma parte del programa europeo de Monitorización de Aves Comunes (PECBM en sus siglas en inglés) y en el que participan hasta 36 países. Desde 1998, esta iniciativa trata de obtener información sobre la evolución de las aves comunes vinculadas a diferentes medios (forestal, agrícola y urbano) como una forma de evaluar la biodiversidad y el estado de conservación de esos ecosistemas.
Las 19 especies calificadas como agrícolas a escala europea han disminuido su población, en número de individuos, en un 45% respecto a 1998
Tomadas en conjunto, las 19 especies calificadas como agrícolas a escala europea han disminuido su población, en número de individuos, en un 45% respecto a 1998. Todo lo contrario de lo que sucede con las aves de medios urbanos, que se mantienen estables, y las aves de medios forestales, que están en aumento debido a “un aumento de la masa forestal en nuestro país”, según detallan desde SEO/Birdlife. Esto, que resulta chocante cuando una constante anual son los incendios, se explica en parte por el número creciente de áreas de pastoreo que están siendo abandonadas.
Conservar la biodiversidad
Hay un doble interés en el programa SACRE. Por un lado, el censo de las propias aves. Por otro, como un indicador del estado del ecosistema y la biodiversidad: las aves son sensibles a los cambios en el medio y se conoce más de ellas que de otras especies; la alteración del número de individuos en sus poblaciones es una señal inequívoca de que se están dando cambios en el ecosistema. La Unión Europea tiene el compromiso de detener la pérdida de biodiversidad antes del año 2010, y programas como éste son una herramienta indispensable para detectar esos cambios y sus causas.
La urbanización creciente es otra amenaza para las aves de medios agrícolas, apuntan desde GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su hábitat). Hay dos tendencias, detalla Jimena López, de GREFA, las aves más cosmopolitas, a las que la presencia del hombre les puede incluso beneficiar, como el estornino o la urraca, y las aves insectívoras, como las golondrinas o los vencejos, más sensibles a la presencia del hombre y cada vez más amenazadas.
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Adaptarse al hombre
Otra ave “urbana” amenazada es el cernícalo primilla, habitual en poblaciones pequeñas, que suele anidar en ruinas, y a la que la presión urbanística esta perjudicando. En cambio, los estorninos se adaptan con una gran facilidad a la convivencia con el hombre. La mayor extensión y densidad de zonas urbanas también tiene efectos sobre estas aves. Los estorninos se agrupan buscando el calor para pernoctar y las ciudades grandes son una gran fuente de calor, por lo que se dirigen a ellas al atardecer. Y cuando las poblaciones son muy densas y con pocos espacios abiertos, es fácil que estas bandadas, que reúnen a varios centenares o más de individuos, acaben siendo una molestia para los ciudadanos.