La erupción de un volcán indonesio en 1815 redujo la exposición al sol de la Península Ibérica

Durante aquel verano la radiación solar en España fue tan baja que la temperatura no subió de 15 grados centígrados
Por EROSKI Consumer 26 de febrero de 2009

El impacto que tuvo la erupción del volcán Tambora (Indonesia) en 1815 sobre la Península Ibérica ha sido recogido por primera vez en un estudio elaborado por un equipo internacional de científicos, informó el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC). Los documentos históricos y las observaciones desde estaciones españolas y portuguesas han permitido demostrar que las emisiones de gases y partículas del volcán limitaron la incidencia de la radiación solar en España, donde aquel verano la temperatura no subió de 15 grados centígrados.

El Tambora erupcionó en abril de 1815, pero no fue hasta meses más tarde cuando Norteamérica y Europa notaron sus efectos. Durante 1816, denominado el «año sin verano», gases, cenizas y polvo procedentes del volcán alcanzaron la Península Ibérica y llegaron a la estratosfera, donde permanecieron más tiempo para crear «un enorme filtro al sol», según la evaluación que un equipo internacional con participación española ha hecho pública en el último número de la revista «International Journal of Climatology».

Ricardo García Herrera, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), explicó que «1816 fue un año con grandes anomalías, especialmente durante el verano, que fue mucho más frío y húmedo que lo habitual. En Madrid se registraron temperaturas inferiores a 15 grados centígrados en julio y agosto, y durante ese otoño los picos catalanes Montserrat y Montseny se cubrieron de nieve, y el Llobregat se heló».

La mayor erupción de la historia

Aquel estallido del Tambora es probablemente «la mayor erupción registrada en tiempos históricos», apuntó el investigador. Así lo demuestra su índice de explosividad (una medida de la magnitud de la erupción) que fue de 7, «mayor que cualquier erupción más reciente, incluida la del Pinatubo en Filipinas», subrayó García Herrera.

El fenómeno trajo consecuencias que no se notaron únicamente en el clima sino también, y sobre todo, en la agricultura. «Las bajas temperaturas hicieron que muchas cosechas no llegaran a madurar, o si lo hicieron, dieron una producción muy escasa y tardía», destacó el experto. El frío y la humedad de aquel verano provocaron la mala calidad de las frutas y el retraso en la maduración de viñedos y cereales, lo que minó las cosechas.

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