La FAO insta a generalizar las prácticas pesqueras responsables ante la influencia del cambio climático

Estima que casi el 20% de las principales poblaciones comerciales de peces están sobreexplotadas
Por EROSKI Consumer 4 de marzo de 2009

La industria pesquera y los responsables del sector en cada país necesitan esforzarse más en comprender los efectos que el cambio climático tendrá en la pesca a nivel mundial y prepararse para ello. Así lo indica el último informe sobre el «Estado mundial de la pesca y la acuicultura» (SOFIA, por sus siglas en inglés) de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que advierte de la necesidad de aplicar prácticas pesqueras responsables de forma mucho más generalizada.

Las especies de aguas más templadas se están desplazando hacia los polos y experimentan cambios en la productividad y el tamaño de su hábitat

El cambio climático ya está modificando la distribución de las especies marinas y de agua dulce. Las especies de aguas más templadas se están desplazando hacia los polos y experimentan cambios en la productividad y el tamaño de su hábitat. Asimismo, el calentamiento global está afectando a la estacionalidad de los procesos biológicos, alterando las redes alimentarias marinas y de agua dulce, con consecuencias impredecibles para la producción pesquera.

Para las comunidades que dependen en gran medida de la pesca, cualquier disminución en la disponibilidad local de pescado o aumento en la inestabilidad de sus medios de subsistencia les supondrá graves problemas. «Muchas pesquerías están siendo explotadas al límite de su capacidad productiva. Resulta preocupante analizar los efectos que el cambio climático podría tener sobre los ecosistemas oceánicos y su supervivencia», explica Kevern Cochrane, uno de los autores del informe.

A juicio de este experto, son necesarios esfuerzos urgentes para ayudar a las comunidades que dependen de la pesca y la acuicultura a fortalecer su capacidad de resistencia frente al cambio climático, especialmente las más vulnerables.

Producción pesquera

El informe de la FAO señala que la producción pesquera alcanzó en 2006 un nuevo máximo de 143,6 millones de toneladas (92 millones de la pesca de captura y 51,7 millones de la acuicultura). De este total, 110,4 millones de toneladas fueron empleadas para consumo humano, mientras que las restantes fueron destinadas a otros usos (alimentación de ganado, harina de pescado para la acuicultura, etc.).

Este incremento de la producción ha hecho que muchas poblaciones pesqueras estén al límite. Según la FAO, el 19% de las principales poblaciones comerciales de peces marinos analizadas están sobreexplotadas. El informe indica que un 8% ya están agotadas y un 1% se están recuperando de este agotamiento.

La producción pesquera alcanzó en 2006 un nuevo máximo de 143,6 millones de toneladas

Alrededor de la mitad (52%) están siendo totalmente explotadas y las capturas están próximas a sus límites sostenibles máximos. Un 20% de las poblaciones figuran en las categorías de explotación moderada o subexplotación.

Las zonas con mayor proporción de poblaciones totalmente explotadas son el Atlántico nororiental, el Índico occidental y el Pacífico noroccidental.

Predadores marinos sin alimento

Coincidiendo con la presentación del informe de la FAO, la organización ecologista Oceana daba a conocer una investigación que revela que la sobreexplotación de las poblaciones de anchoa o caballa está dejando sin alimento a grandes predadores marinos cuya alimentación depende de estas especies.

Según Oceana, las capturas de pequeños pelágicos “han crecido drásticamente en el último siglo, llegando a la sobrepesca, y afectando a la cadena trófica al dejar los grandes predadores sin alimento”. De hecho, estima que un 90% de especies como delfines, atunes o peces espada ha desaparecido ya debido a la sobreexplotación pesquera.

En origen, el aumento de estas capturas se debió a la necesidad de proteína barata para la alimentación humana, aunque hoy un tercio de ellas se destina a la elaboración de aceites y harinas de pescado para acuicultura, afirma Ocena. El resto se emplea para alimentar ganado y fabricar productos farmacéuticos y piensos para mascotas.

“Cuando se gestiona una pesquería o se habla de sobreexplotación se olvida que la desaparición de una especie por sobrepesca tiene impactos severos sobre ‘stocks’ de otras especies”, explica Ricardo Aguilar, director de Investigación y Proyectos de Oceana en Europa, que pone como ejemplo al atún rojo. Esta especie “desapareció de las costas noruegas con el colapso de las poblaciones de arenque. Hoy en día el sinsentido llega hasta el punto de que se sobreexplota el atún y sus presas, a fin de alimentar estos mismos atunes en jaulas de engorde”.

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