Entrevista

Leire Urkidi, experta en deuda ecológica

Compramos en países cuyas condiciones ambientales y sociales no aceptaríamos aquí
Por Alex Fernández Muerza 1 de diciembre de 2012
Img leireurkidi

“Los impactos ambientales aumentan aunque muchos no suceden cerca de casa”, según Leire Urkidi. Esta investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) ha analizado junto a otros compañeros la deuda ecológica del País Vasco. Los resultados del estudio, extrapolables al resto de España o cualquier otro país desarrollado, evidencian el crecimiento de los países del Norte a costa del medio ambiente y los habitantes de los países del Sur. Sin embargo, subraya Urkidi, este sistema es insostenible y contraproducente para todos. Por ello defiende un cambio de modelo socio-económico en el que los consumidores pueden llevar a cabo muchas acciones.

Participa en un proyecto de investigación que analiza la deuda ecológica del País Vasco. ¿Qué principales conclusiones destacaría?

“Los impactos ambientales aumentan aunque muchos no suceden cerca de casa”
El proyecto Biores (Deuda Ecológica Vasca y Biodiversidad Global), desarrollado por la UPV-EHU y Ekologistak Martxan, apunta a la gran dependencia de materiales y energía de la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). Una gran parte de esos materiales, además, vienen de fuera de sus fronteras (el 84% de los Requerimientos Materiales Totales), algunos de países del Sur. Muchas regiones del “Sur Global” se han especializado en extraer materias primas, que en general produce enormes daños ecológicos no resarcidos a cambio de productos o bienes con un pequeño valor añadido. Las condiciones ambientales, laborales y sociales no las aceptaríamos en la CAPV, pero importamos esas materias para nuestro consumo y actividad industrial.

¿Estas conclusiones son extrapolables al resto de España?

De manera general sí, aunque cada región o país tiene sus especificidades económicas. En la CAPV uno de los sectores con mayor demanda material es la industria metalúrgica, que importa minerales. Estos generan grandes pasivos ambientales, entre otros por la gran cantidad de materiales movilizados para su extracción (suelos, roca, etc.) y los impactos sobre ríos y suelos. No obstante, hay patrones comunes y, por ejemplo, las grandes importaciones de recursos energéticos de la CAPV son equiparables a las del resto de España. El patrón de injusticia ambiental con el Sur es equiparable.

¿Y son extrapolables a los países más desarrollados? Se suele poner como modelos de sostenibilidad a países como Alemania o los países escandinavos.

Por supuesto. Con sus diferencias, como decía, pero con grandes factores comunes. Es incomprensible que un país como Alemania aumente su consumo de energía y materiales y, a su vez, su “sostenibilidad”. Puede que mejore su sostenibilidad interna, algo muy positivo, pero con esas tasas de consumo no puede ser un país sostenible. Los avances tecnológicos no pueden contrarrestar el incremento del consumo del Norte. Los impactos ambientales aumentan aunque muchos no suceden cerca de casa.

¿No es exagerado sugerir que el medio ambiente en los países desarrollados ha mejorado a costa de los países subdesarrollados?

“Los países del Norte han aumentado sus niveles de consumo a costa de los del Sur”
El medio ambiente de los países del Norte ha mejorado en algunos aspectos, como la contaminación de muchos ríos, gracias a las luchas ecologistas y ciertas mejoras tecnológicas. Pero en otras cuestiones empeora, como la contaminación atmosférica de las grandes ciudades, y también hay injusticias ambientales: proyectos muy impactantes (refinerías, incineradoras, etc.) afectan a una parte de la población, normalmente a los menos poderosos. Pero muchas actividades se han desplazado al Sur porque allí es más barato contratar trabajadores en precarias condiciones, contaminar sin reparar o desplazar comunidades. El Norte ha aumentado sus niveles de consumo a costa de los países del Sur o subdesarrollados.

¿A cuánto asciende la deuda ecológica y cómo se calcula?

La deuda ecológica se calcula con la biocapacidad y la huella ecológica de un territorio. Si la huella ecológica es mayor que la biocapacidad, serás un deudor ecológico, como todos los países del Norte Global. Cuanto mayor es la diferencia, mayor es la deuda. Nosotros no hemos utilizado esa medida porque, aunque puede ser útil y visual, no refleja algunos impactos y riesgos ambientales.

¿Qué han empleado?

Un análisis del metabolismo social de la CAPV (¿cuántas toneladas de minerales importa?, ¿cuánta energía?, ¿de dónde?, ¿con qué daños en el país de origen?).

¿Qué medidas se deberían tomar para eliminar esa deuda ecológica?

Desarrollar una regulación en materia de derechos humanos y ambientales para las empresas que trabajen en el extranjero; elaborar indicadores del impacto exterior de nuestra economía; mejorar la trazabilidad de los productos; aumentar la responsabilidad en materia de importaciones; y que la variable ambiental tenga un mayor peso en la cooperación al desarrollo. Una reducción sustancial de nuestra deuda ecológica pasa por transformar el modelo socio-económico actual. No es compatible crecer de manera indefinida, cuando los recursos son finitos, y mejorar la sostenibilidad global.

¿Qué pueden hacer los consumidores?

“Reducir nuestra deuda ecológica pasa por transformar el modelo socio-económico actual”
Por un lado, reducir el consumo. En el caso de la energía, es necesario cambiar las costumbres de transporte y utilizar más el transporte público o la bicicleta. Por otro lado, se puede reducir el impacto ambiental de nuestra cesta de la compra con productos locales, ya que no generan tantas emisiones en el transporte y generan puestos de trabajo en nuestro territorio. También es positivo disminuir los residuos. Para ello, se pueden elegir productos con poco embalaje o empaquetados con materiales reutilizables. Son acciones entre muchas otras posibles.

En su proyecto relacionan la pérdida de biodiversidad mundial con el impacto de las actividades económicas. ¿A cuánto asciende dicha pérdida?

Nuestra aproximación ha sido más cualitativa que cuantitativa. Es difícil agregar distintos tipos de pérdida de biodiversidad o traducirlo a dinero. Aunque hay estudios, como el de David Hoyos, de Ekopol, que analizó la deuda de la CAPV por sus emisiones de CO2 (deuda del carbono). En 2005, esta deuda acumulada ascendía a 5.348 millones de euros (9,29% del PIB), más o menos la deuda externa de Camerún o Costa Rica ese año.

¿Cuáles son las actividades económicas con más impacto sobre el medio ambiente?

Depende de la variable analizada, de lo extendido de esa actividad, del nivel de riesgo de accidente, etc. Sin embargo, una de las actividades más impactantes son las actividades extractivas (minería y extracción de combustibles fósiles) y la transformación de esas materias (refinerías, fundiciones, quema de combustibles fósiles, etc.).

Desde varios sectores industriales afirman que su preocupación por el medio ambiente ha mejorado en estos últimos años y que las críticas no lo tienen en cuenta.

La mayor preocupación en temas ambientales es verdadera en algunos casos y maquillaje en otros. Hay que ver qué hay detrás de los eslóganes. Es positivo que el sector industrial se transforme en términos ambientales, algo que sin duda ocurre por las exigencias ya históricas de la población. Si se les critica es porque no han hecho lo suficiente.

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