Los aspiradores de más de 1.600 vatios han quedado prohibidos en la Unión Europea desde el 1 de septiembre de 2014. Los responsables comunitarios continúan así en su apuesta por los electrodomésticos de más eficiencia energética, que se traduce en un mayor ahorro para el consumidor y un menor impacto ambiental. Este artículo explica la prohibición de los aspiradores de más de 1.600 vatios, la nueva etiqueta de eficiencia energética para estos aparatos y por qué se prohíben los de más consumo.
Adiós a los aspiradores de más de 1.600 vatios
Desde el pasado 1 de septiembre de 2014, los aspiradores vendidos en la Unión Europea (UE) deberán llevar las etiquetas de clasificación energética, como ya muestran otros electrodomésticos, los neumáticos o los edificios. A partir de dicha fecha, los aspiradores con más de 1.600 vatios (W) de potencia se prohíben en suelo comunitario, si bien los comercios podrán vender los almacenados hasta agotar existencias.
La potencia en vatios de los aspiradores ha supuesto que los consumidores paguen más en sus facturas de la energíaSegún datos de la Comisión Europea (CE), en la actualidad el promedio actual de potencia de estos electrodomésticos en el mercado es de unos 1.800 W. Las nuevas normas ahorrarán 19 teravatios-hora por año para el 2020, la electricidad consumida en cinco millones y medio de hogares.
La cantidad de vatios no indica necesariamente lo bien que un aspirador realiza su tarea, sino cuánta electricidad utiliza. Como explican desde la CE, la potencia en vatios se ha empleado como herramienta de marketing que ha supuesto en la práctica que los consumidores paguen más en sus facturas de la energía.
Las aspiradoras en húmedo (o húmedo y seco), las robotizadas, las alimentadas solo con baterías, las enceradoras, las fabricadas para exteriores y las de uso industrial quedan excluidas de esta regulación.
La normativa comunitaria será cada vez más estricta. En 2017 la prohibición afectará a los aspiradores que superen los 900 W. Asimismo, la manguera deberá estar en buen uso después de 40.000 oscilaciones en tensión y la vida útil del motor deberá superar las 500 horas.
Nueva etiqueta de eficiencia energética para aspiradores
Las aspiradoras de la UE tendrán que cumplir con un nuevo conjunto de requisitos mínimos de potencia, rendimiento (capacidad para recoger polvo), eficiencia energética, re-emisión de polvo en el aire de salida (importante para las personas con asma), nivel de ruido y durabilidad. Los aspiradores deberán consumir menos de 62 kilovatios hora (kWh) al año y garantizar una recogida de polvo en alfombra mínima de 0,70 (en suelo de madera de 0,95).
La etiqueta de clasificación energética establece una horquilla de valores entre la clase A (un consumo de menos de 850 W, el más eficiente), y la clase G, la que más vatios consume. Este etiquetado lleva, además, otra información valiosa para el consumidor a la hora de decantarse por uno u otro modelo:
- Consumo energético anual: calculado para una vivienda de 87 metros cuadrados y un uso de 50 veces al año.
- Re-emisión de polvo: con valores de la A a la G.
- Nivel de ruido: en decibelios ponderados (dBA), un parámetro utilizado para medir el riesgo auditivo.
- Recogida de polvo en moqueta: de la A a la G.
- Recogida de polvo en suelos duros: de la A a la G.
Por qué se prohíben los aspiradores de más consumo
La prohibición de los aspiradores de mayor potencia es un paso más en el camino de la UE para aumentar la eficiencia energética. Desde la CE estiman que con todos los productos juntos para los que hay requisitos mínimos de eficiencia, el ahorro global alcanzará hasta un tercio de la energía consumida en la UE para 2020.
El ahorro de electricidad ayuda a los consumidores a que gasten menos en sus facturas de la luz, cuyo precio es cada vez mayor, y al medio ambiente. Un menor consumo energético supone menos impacto en el entorno para la extracción del combustible, además de menos emisiones contaminantes y de gases de efecto invernadero implicados en el cambio climático.
La normativa no solo se fija en el gasto energético, sino también en la durabilidad. Los responsables comunitarios apuestan por productos de mayor calidad, que duren más, que se hagan de acuerdo a las bases del ecodiseño y con el objetivo de convertir a la UE en una economía circular que reduce la cantidad de residuos, el impacto en la naturaleza y, además, genera empleos verdes.