Los corales desaparecen, ¿cómo nos afecta?

Los corales, esenciales para los ecosistemas y la vida de millones de personas, se encuentran amenazados de gravedad
Por Alex Fernández Muerza 19 de junio de 2014
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Imagen: JoseDGL

Gran parte de los arrecifes de coral del planeta están en peligro por diversos impactos producidos por los seres humanos, como el cambio climático. Los corales son el hogar de numerosas especies, ofrecen sustento a millones de personas y podrían ser la base de medicamentos contra graves enfermedades. Este artículo explica que los corales están cada vez más amenazados, cómo nos afecta y qué medidas pueden evitar que desaparezcan.

Corales, cada vez más amenazados

El 75% de los arrecifes de coral del mundo están amenazados, según un estudio coordinado por la organización The Nature Conservancy (TNC), en el que participaron más de 25 organizaciones ambientales y cientos de científicos internacionales. El informe señala que si no se toman medidas, en 2030 el porcentaje será más del 90% y casi el 100% en 2050. Los corales de Haití, Granada, Filipinas, las Comores, Vanatu, Tanzania, Kiribiati, Fiyi e Indonesia padecen la situación más vulnerable y degradada según el estudio.

Los corales, gravemente amenazados, podrían servir para luchar contra el cáncer o el sida
Algunas zonas coralinas paradigmáticas sufren una degradación importante. La Gran Barrera de Coral, Patrimonio de la Humanidad desde 1981 y que se extiende a lo largo de 2.600 kilómetros en la costa noreste de Australia, ha perdido el 50% de sus corales en los últimos 30 años. En los arrecifes del Caribe el porcentaje se eleva hasta el 80%, según un informe publicado el año pasado.

Los peligros que amenazan a los corales son muy diversos. El cambio climático está suponiendo la elevación de la temperatura del agua. Unos pocos grados son letales para los corales, muy sensibles a los cambios de temperatura. Cuando las aguas superan los 30 ºC, sufren un proceso que les vuelve blancos y más proclives a enfermedades.

La acidificación de los océanos es otro grave problema, relacionado con el anterior. Las aguas se vuelven cada vez más ácidas por el aumento del dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases de efecto invernadero implicado en el calentamiento global. La sobrepesca o la contaminación de los océanos también deterioran el estado de los corales.

En determinadas zonas del planeta los corales se enfrentan a amenazas particulares. La ONG conservacionista WWF ha lanzado una campaña para detener el desarrollo de grandes proyectos en las costas australianas, como megapuertos, una «autopista» marina para el tráfico de grandes cargueros, o el dragado y vertido de millones de toneladas de tierra y rocas, que están destruyendo la Gran Barrera de Coral. En India, China y Estados Unidos el vertido de fertilizantes desde los campos de cultivo hacia el océano es uno de los problemas más graves: las algas crecen más y asfixian a los corales. En el sudeste asiático, se apunta a la pesca con dinamita y la mala gestión de las aguas residuales.

Cómo nos afecta la desaparición de los corales

La Fundación alemana Secore, que trabaja para conservar los arrecifes de coral, estima que los servicios a los ecosistemas que proporcionan ascienden a unos 277.000 millones de euros anuales. Los corales son el hogar de numerosas especies de peces de interés alimenticio, su función de rompeolas natural es vital, poseen atractivo turístico y tienen cada vez más aplicaciones.

Al desaparecer los arrecifes coralinos, la pesca de la que dependen millones de personas se reduce de forma considerable, según un estudio de investigadores de la Universidad de Queensland.

Los corales tienen también un potencial médico que se empieza a descubrir. Diversas investigaciones los utilizan para combatir enfermedades como el cáncer, cardiopatías, diabetes o el sida. El medicamento Ara-C, base del tratamiento de quimioterapia para la leucemia y el linfoma, es un derivado de una esponja marina del Caribe. Científicos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos han descubierto unas proteínas, denominadas cnidarinas, en los corales australianos que impiden que el VIH penetre en las células del sistema inmunitario del cuerpo humano. Los investigadores creen que si se logra adaptar a lubricantes, se podría detener la transmisión del sida sin preservativos.

Medidas para evitar la extinción de los corales

La lucha contra el cambio climático; la gestión sostenible de los residuos y los fertilizantes en la agricultura para evitar que contaminen los océanos; la paralización de obras que supongan un impacto ambiental en estos ecosistemas; la utilización de artes de pesca sostenible y la prohibición de capturar peces esenciales para el desarrollo de los corales, como los peces loro; o el desarrollo de investigaciones científicas para contribuir a su conservación son algunas medidas esenciales para evitar la desaparición de los arrecifes de coral.

Los consumidores también pueden contribuir a salvar los corales. El apoyo a organizaciones que trabajan en su protección; el consumo sostenible de los recursos y la generación mínima de residuos; no comprar corales y respetarlos, si se practica algún deporte acuático o si se va de turismo a zonas con arrecifes coralinos; denunciar malas prácticas; o exigir a las instituciones mayores medidas de conservación y restauración de espacios naturales pueden hacer más de lo que parece.

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