Los Espacios Naturales Protegidos (ENP) de la costa no se encuentran a salvo de la destrucción del litoral. Ésta es la conclusión del último informe de Greenpeace sobre las agresiones a las costas españolas. En esta ocasión, la organización ecologista ha analizado 233 espacios litorales protegidos, repartidos en más de 8.000 kilómetros. De ellos, 120 sufren algún tipo de amenaza por urbanismo, infraestructuras o contaminación.
Greenpeace denuncia que el desarrollo inmobiliario ha consumido «ingentes cantidades de recursos naturales insustituibles, acosando al poco territorio virgen que queda en el litoral. Estado y comunidades autónomas son responsables de un desarrollo urbanístico depredador». Además, los casos de corrupción urbanística «siguen siendo una constante» en la práctica totalidad de las comunidades autónomas costeras.
La comunidad que sale peor parada es la Valenciana, con 21 ENP amenazados por diversos proyectos, como el «acoso urbanístico» al Parque Natural de La Albufera, donde municipios como El Saler, El Palmar o Sueca «siguen asfixiando a este humedal».
A continuación se sitúa Andalucía, con 18 ENP amenazados y el «peor ejemplo» de destrucción de uno de los pocos parajes vírgenes que quedan en el Mediterráneo, el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, donde se ha construido el hotel ilegal de El Algarrobico.
Galicia tiene 17 espacios protegidos de costa amenazados; Baleares y Canarias, 14 cada una; Cataluña y País vasco, ocho; Murcia y Asturias, siete; Cantabria, cuatro, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, uno cada una.
La costa vasca, la menos protegida
La autonomía con el porcentaje más bajo de costa protegida es el País Vasco. Y ejemplos como el proyecto de construcción de un puerto exterior de Pasaia en Jaizkibel, que forma parte de la Red Natura 2000, «no avalan los argumentos de desarrollo sostenible que esgrime la Diputación de Guipúzcoa», advierte Greenpace.
Asturias es la segunda comunidad con menos espacios protegidos en la costa. Además, está prevista la creación de hasta 2.500 amarres en su litoral o la construcción de un campo de golf en Gozón, en plena Red Natura 2000.
Para Pilar Marcos, responsable de la campaña de Costas de Greenpeace, «la defensa de la costa tiene que ser incondicional por parte de las administraciones implicadas, sin rebajas ni excusas. No tiene ningún sentido derribar chiringuitos ilegales en playas urbanas si se sigue manteniendo un hotel ilegal de 21 plantas en la playa protegida de El Algarrobico. Y como El Algarrobico hay muchos otros ejemplos».
