Las celebraciones navideñas no solo pasan factura a los bolsillos y estómagos, sino también al medio ambiente. El aumento de los alimentos desechados, los residuos o el gasto energético, así como el impacto ambiental del consumo de ciertos productos, son algunas de sus consecuencias negativas. Para reducirlas en lo posible, los consumidores pueden asumir varias medidas ecológicas.
Despilfarros nocivos para el medio ambiente
Durante las fiestas navideñas, se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos y se generan dos kilos de basura al día, de los cuales la mitad son envoltorios y embalajes, según Ecologistas en Acción. El consumo de algunos alimentos causa un grave impacto ambiental en su lugar de origen. Es el caso del langostino tropical. Greenpeace ha señalado que el aumento de su consumo puede provocar la destrucción de ecosistemas como el de los manglares (franjas costeras anegadas por las mareas).
En España se compran cada año cerca de 1.700.000 abetos, de los cuales la mayor parte no sobrevive
Los ecologistas también denuncian el impacto de uno de los símbolos de las Navidades, el abeto. En España se compran cada año cerca de 1.700.000 abetos, de los que la mayor parte no sobrevive. Además, estos árboles proceden de plantaciones intensivas que consumen abundante agua, pesticidas y fertilizantes químicos.
El consumo eléctrico aumenta de manera espectacular en estas fechas, en especial por el alumbrado navideño de las calles. La producción de energía supone la producción de contaminación y el aumento del cambio climático. Frente a este gasto energético, Ecologistas en Acción recomienda reducir a quince días el alumbrado navideño, limitar a tres horas y media su encendido y a siete los festivos, emplear hilos luminosos más eficientes y regular la potencia de la iluminación en función del ancho de la calle.
Cómo ser más ecológicos en Navidad
Los consumidores pueden reducir las consecuencias negativas para el medio ambiente de las celebraciones navideñas con diversas medidas ecológicas:
Ahorrar energía: la disminución del consumo energético se puede conseguir de diversas maneras. Se pueden utilizar bombillas de bajo consumo, electrodomésticos eficientes y aparatos que no necesiten electricidad, o incluso optar por sistemas basados en energías renovables. El uso de la calefacción también aumenta durante estas Navidades, pero en muchas ocasiones se puede reducir con varios consejos sencillos.
Asumir las siete erres del consumidor ecológico: reflexionar sobre el sentido de estas fiestas, pensar si son necesarios todos los regalos previstos y hacer un consumo moderado para evitar desperdiciar alimentos y otros productos, rechazar los productos superfluos e innecesarios, reducir los residuos o el despilfarro de energía, reutilizar los objetos o juguetes en buen estado que ya no se usan, elaborar regalos artesanos, reciclar los residuos de manera adecuada, redistribuir los productos y regalos de manera equitativa y reclamar a las instituciones medida para que se cuide del medio ambiente también durante las Navidades.
Consumir alimentos ecológicos: los productos frescos, de temporada y procedentes del mercado local resultan más baratos y sabrosos y tienen menos aditivos, mientras que la comida precocinada implica más envasado y consumo de energía. Los alimentos ecológicos son una buena opción, en especial en un país como España, que se encuentra a la cabeza de la Unión Europea en este tipo de producción. En cuanto a los productos que se vayan a conservar más días, resulta más ecológico guardarlos en envases y evitar el uso del papel de aluminio o de plástico. Al terminar las celebraciones, los residuos se pueden separar para su reciclado. En definitiva, el mejor residuo es el que no se genera.
Cuidar bien el abeto: para que este típico árbol navideño no acabe en la basura, hay que regarlo con frecuencia, alejarlo de las fuentes de calor y comprarlo con raíces y suficiente cepellón (tierra adherida). Cada vez más ayuntamientos cuentan con un servicio de recogida selectiva para transplantarlos o para triturarlos y usarlos como abono. Los abetos artificiales son en su mayoría de plástico, con el consecuente impacto ambiental. Por ello, si se elige esta opción, hay que cuidarlos bien para que duren muchos años. Otra posibilidad es crear un árbol de Navidad a partir de envases reciclables o repartir ramas de pinos para evitar la tala indiscriminada.
Desplazarse de forma sostenible: para acudir a por los regalos o a las celebraciones navideñas, es preferible andar, coger la bicicleta o utilizar el transporte público. El coche se debe usar solo si es necesario y con el mayor número de ocupantes posible. De esta manera, se evita la contaminación acústica y atmosférica. Si se opta por realizar un viaje durante estas fiestas, el turismo ecológico es una práctica en auge que favorece al medio ambiente y a la cultura de los pueblos.
Hacer regalos “verdes” y originales: los consumidores concienciados con el medio ambiente pueden encontrar todo tipo de productos ecológicos, en algunos casos muy originales, desde juguetes para los más pequeños, a alimentos “eco-delicatessen”, gadgets, ropa o libros para los más mayores. En cualquier caso, es conveniente informarse sobre el origen y material de sus adquisiciones y comprar con mesura.
Realizar las compras de forma sostenible: es aconsejable llevar bolsas reutilizables de casa, rechazar las bolsas de plástico de los comercios o el corcho blanco, que no se recupera ni recicla. Según Ecologistas en Acción, el 40% del total del plástico que se produce se destina a envases, por lo que recomiendan comprar productos con envases retornables. Tras abrir los regalos, el papel se puede guardar para envolver nuevos regalos más adelante. Otra alternativa práctica y ecológica es presentar los regalos en cajas que más adelante puedan reutilizarse. En cuanto a las tarjetas de felicitación, también se pueden reutilizar y guardar para otros años, o incluso cambiarlas por postales virtuales, ya que cada vez más gente utiliza Internet.
Adornar con elementos decorativos ecológicos: no utilizar acebo, que está al borde de la extinción y, por tanto, su recogida está prohibida por ley. En cuanto al musgo, no debe utilizarse para adornar el Belén, ya que es un elemento básico en la formación y conservación de los suelos y en la germinación de semillas. Como elementos decorativos alternativos y ecológicos se pueden utilizar piñas, ramas y hojas secas, hacer manualidades como farolillos chinos con papel de periódicos o revistas, o incluso, hacer el belén con materiales reciclables, como cáscaras de huevo vaciadas y decoradas.