Un total de 14 organizaciones internacionales, reunidas en la denominada Asociación de Colaboración en Materia de Bosques (ACB, sus siglas en inglés), están lanzando conjuntamente un nuevo marco estratégico para garantizar que los bosques gestionados de forma sostenible juegan un papel fundamental en la mitigación de los efectos negativos del cambio climático.
Según informa la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), este nuevo marco estratégico, dirigido a responsables políticos y actores del sector forestal mundial, resalta la importancia de ayudar a los países a tomar medidas para mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, adaptarse a él. Entre las medidas de adaptación se incluyen la conservación de la variedad genética, la tala de impacto reducido y las políticas que garanticen respuestas efectivas de gestión al cambio ecológico.
Casi una tercera parte de la superficie terrestre del planeta está ocupada por bosques, que representan casi la mitad de las reservas de carbono terrestre. Se calcula que la cantidad total de carbono que guardan estos ecosistemas ascendía a 633 gigatoneladas en 2005, lo que equivale a 160 toneladas de carbono por hectárea, según la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales de la FAO. La deforestación, la degradación y otros cambios experimentados por los bosques contribuyen significativamente, en concreto en un 17,4%, a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, fundamentalmente en los países tropicales en desarrollo.
Importancia de una gestión sostenible
«La gestión sostenible de los bosques desempeña un papel estratégico importante para conseguir la mitigación del cambio climático a largo plazo y proporciona un marco sólido para una adaptación efectiva. Esto va más allá de la gestión tradicional e incluye la conservación de la diversidad biológica, el apoyo a los medios de subsistencia, el suministro de una gama de bienes y servicios forestales, y aspectos relacionados con la administración y financiación», señaló Jan Heino, presidente de la ACB y director general adjunto del Departamento Forestal de la FAO.
La madera es un recurso renovable y, cuando se obtiene de bosques gestionados de forma sostenible, resulta un material eficaz para almacenar carbono. Aunque la extracción de madera reduce temporalmente el almacenamiento de carbono en el bosque, una gran parte del CO2 extraído puede almacenarse en productos madereros durante muchas décadas. Cuando la madera se utiliza en productos de larga duración como viviendas y muebles, la disminución de los gases de efecto invernadero es considerable en comparación con otros sustitutos más dependientes del carbono y la energía como el hormigón, el acero, el aluminio y los plásticos. Hasta qué punto lo consiguen depende de la gestión de los propios bosques y de la efectividad de las políticas a escala local, nacional y mundial.