Supermercado de consumo energético cero

Primer establecimiento en Europa que logra la autosuficiencia energética mediante fuentes de energía renovables
Por EROSKI Consumer 3 de febrero de 2014
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Imagen: Eroski Consumer

Se trata del primer supermercado capaz de generar la energía necesaria para cubrir tanto la demanda eléctrica como térmica que requiere para su funcionamiento, logrando así la autosuficiencia. Se trata de un proyecto europeo, subvencionado por el programa LIFE + 2012, que se ha puesto en marcha en julio de 2013 y que tendrá una duración de tres años. El objetivo principal es demostrar la viabilidad técnica y económica de rehabilitar un supermercado de 2.000 m2 capaz de suministrar la energía que necesita con fuentes de energía renovables.

La solución reducirá drásticamente el consumo de energía de los supermercados al mismo tiempo que generará energía suficiente gracias a un nuevo sistema de refrigeración basados en energías renovables. Este proyecto, denominado Lifezerostore, combinará, mediante un innovador sistema de trigeneración, las tecnologías de biomasa, cogeneración y absorción para suministrar el frío requerido por las cámaras refrigeradas de almacenamiento, las islas de congelado y los murales de sala de ventas, además de generar energía eléctrica para el resto de los consumos de iluminación, hornos, climatización etc.

La aplicación de este sistema a todos los supermercados permitiría un ahorro energético cercano al 3% en Europa
De todas maneras, Eroski cuenta ya con un plan piloto para mejorar la eficiencia energética de sus tiendas, que se concreta en la experiencia desarrollada en el supermercado de la localidad gipuzkoana de Oñati, en el que ha puesto en marcha una batería de medidas y sistemas de reducción de consumo energético, con el objetivo último de emisión cero de CO2 y en el que se reduce el consumo energético a un 60% respecto a un establecimiento tradicional.

Además, de una dimensión social, el proyecto persigue, a través de un supermercado 100% sostenible, generar empleo sostenible, apostando por una relación responsable con el entorno y que permita promover, entre sus clientes y todos los consumidores, un consumo responsable.

Su misión es integrar al cliente, que se sienta como en casa cuando visite la tienda, que sea acogedora, y que esté a la última en innovación, mostrando, además, un gran compromiso con el desarrollo sostenible de la sociedad.

El objetivo final es plantear unas cifras de ahorro e inversión que hagan este proyecto replicable. La aplicación de este sistema a todos los supermercados permitiría un ahorro energético cercano al 3% en Europa.

Ventajas de convertirse en un establecimiento de energía cero

Las ventajas económicas y ambientales que suponen son muy diversas. Los sistemas de eficiencia energética incorporados a estos supermercados reducen considerablemente el gasto energético en luz, agua caliente y climatización, garantizando el confort de las personas que ocupan su interior.

Asimismo, al autoabastecerse de energías renovables, sus propietarios no tienen que preocuparse de los posibles vaivenes de los precios del sector energético, ni de la escasez de combustibles fósiles. Además, suelen ser construcciones de gran calidad, cuyos sistemas están garantizados para funcionar durante décadas.

La concienciación de los consumidores y de las instituciones, que aumentan cada vez más los requerimientos ecológicos del sector de la construcción, llevará a una mayor generalización de estos sistemas. En este sentido, los supermercados convencionales deberán introducir este tipo de mejoras con el consiguiente coste, algo que ya no deberán asumir los de energía cero. Por lo tanto, algunos expertos apuntan que contar con este tipo de supermercados les revalorizará cada vez más.

El ejemplo de otros países

El ahorro energético, y las ventajas de estos sistemas en la lucha contra el cambio climático y la dependencia energética de los combustibles fósiles, han convencido a las autoridades de Reino Unido, que obligarán, a partir de 2016, a que todas las nuevas viviendas sean de este tipo. Asimismo, en otros países del mundo también se está invirtiendo en su desarrollo, aunque su mayor coste frente a los edificios convencionales y el bajo desarrollo de estas tecnologías ecológicas frenan por el momento su generalización.

Por su parte, los responsables de la Unión Europea exigirán a partir del 31 de diciembre de 2018 que todas las construcciones públicas (dos años después el resto de nuevos edificios) tengan «un nivel de eficiencia energética muy alto» (Directiva 2010/31/UE).

Los defensores de este tipo de construcción reconocen que la inversión inicial es algo mayor que en las edificaciones convencionales. Sin embargo, el ahorro que suponen, y el hecho de que los precios de la energía son cada vez más altos, hacen que la inversión se recupere cada vez antes, y puede significar un salto cualitativo y competitivo importante al prescindir de dicho gasto. Además, estos edificios se revalorizarán en los próximos años, al ofrecer el ahorro energético como un valor añadido frente al resto de edificios de escasa o nula eficiencia. La idea es por tanto cambiar la mentalidad actual y pensar en los edificios como una inversión a largo plazo.

Los supermercados de consumo energético empiezan a ser una realidad en países de todo el mundo. En Estados Unidos, la cadena Walgreens inauguraba el año pasado en la localidad de Evanston (Illinois) uno de estos centros. Para lograr su objetivo energético, el supermercado cuenta con dos aerogeneradores, 850 placas solares fotovoltaicas, un sistema geotérmico, materiales eficientes o el uso de bombillas LED para iluminar el edificio.

En Reino Unido, la empresa Sainsbury abría también el año pasado un supermercado de energía cero en la localidad de Leicester. En este caso, el edificio lleva instalado 1.200 paneles solares, un sistema de refrigeración que reduce la emisión de CO2, luces LED, o un centro de reciclaje para los consumidores.

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