Un proyecto internacional con participación española identifica las zonas del mar profundo en riesgo por el impacto del hombre

Algunas de las amenazas a las que se enfrentan son la presión pesquera, el cambio climático y la acidificación oceánica
Por EROSKI Consumer 14 de agosto de 2011

Las montañas submarinas, los corales de agua fría, los taludes superiores de los márgenes continentales y los cañones submarinos son los ecosistemas del mar profundo que mayor riesgo corren en un futuro a corto y medio plazo por el impacto del hombre. Esta conclusión se extrae de un estudio internacional ligado al proyecto «Census of Marine Life», en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El programa ha estado coordinado por la investigadora del CSIC Eva Ramírez Llodra, bióloga en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, y aparece publicado en el último número de «PLoS ONE».

El mar profundo es la zona del mar que va de los 250 metros de profundidad (cuando acaba la plataforma continental) hasta profundidades de entre 3.000 y 6.000 metros en las zonas abisales, y que pueden llegar a los 11.000 metros en zonas como la fosa de las Marianas, en el Pacífico. Las mayores amenazas a las que se enfrenta son la presión pesquera conjuntamente con efectos debidos al cambio climático y la acidificación oceánica, la contaminación química y la acumulación de basuras, explicó el CSIC.

La veintena de expertos participantes han realizado un análisis de los impactos antropogénicos más importantes en el pasado, presente y futuro, que afectan a los hábitats de mar profundo en todo el planeta. Estos impactos están agrupados en tres categorías: vertido de residuos y basura, explotación de recursos y cambio climático. También han identificado qué zonas del mar profundo corren un mayor riesgo a corto y medio plazo, así como las mayores amenazas que pesarán sobre estas zonas en el futuro inmediato.

El fondo marino profundo cubre el 73% del océano, una superficie estimada en unos 326 millones de kilómetros cuadrados en todo el planeta. «De esa extensión, tan solo se ha muestreado biológicamente unas zona equivalente a unos pocos campos de fútbol. Sabemos que hay biodiversidad importante y recursos que no se conocen, seguimos encontrando constantemente hábitats nuevos, organismos que no conocíamos… pero la industria va mucho más deprisa que la ciencia y la legislación requerida para garantizar su conservación», señaló Ramírez Llodra.

En el trabajo, los expertos destacan también otras zonas que en el futuro tendrán una mayor presión a causa de la extracción minera submarina, una actividad que empezará a desplegarse a medio plazo. Según explicó Ramírez, se sabe que hay depósitos «importantes» de cobre, níquel y cobalto en los nódulos de magnesio de las zonas abisales del Pacífico. De igual modo, hay hierro, cobalto, cobre y platino en las montañas submarinas del Pacífico central y oeste, así como grandes depósitos de metales explotables (oro, zinc, cobre, plomo, cadmio y plata) en los depósitos masivos de sulfitos de las fuentes hidrotermales.

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