Upcycling: transformar residuos en objetos de valor

Cada vez más consumidores, artistas y empresas practican el "supra-reciclaje", que consigue originales objetos de uso diario
Por Alex Fernández Muerza 17 de diciembre de 2009
Img silla vespa
Imagen: bel & bel

El “upcycling” o “supra-reciclaje” transforma un objeto sin uso o destinado a ser un residuo en otro de igual o mayor utilidad y valor. Los consumidores logran nuevos productos y se ahorran dinero. El medio ambiente también lo agradece: los residuos y el gasto de materias vírgenes se reducen y se da una vida más larga a los productos. Diversas páginas web proponen consejos para ello y cada vez más artistas y empresas lo practican con éxito. Compañías como TerraCycle pagan a los consumidores por llevarles sus residuos para convertirlos en originales objetos de uso diario.

El «supra-reciclaje» combina dos de las tres primeras «erres del ecologismo»: reduce el consumo de nuevos productos y materias primas y las reutiliza: los objetos logran una segunda vida, diferente e incluso mejor a la original. El límite lo pone la imaginación de cada persona.

Las latas de conservas se pueden suprareciclar en floreros, cestas, recipientes para lápices y bolígrafos, juguetes (robots, animales, «teléfono» con un cordel, etc.), cajas para envolver regalos, jarrones, tiestos o farolas para fiestas. La lata se puede decorar con pintura o papel de colores y darle un toque original.

Con el «supra-reciclaje» los objetos logran una segunda vida, diferente e incluso mejor a la original

Los productos tecnológicos pueden transformarse de formas muy originales. Los CD y DVD, además de los conocidos posavasos y espantapájaros, pueden convertirse en colgantes o collares con un poco de maña. Las cintas de casete antiguas pueden ser la base de curiosos armarios y los teclados viejos pueden ofrecer sus piezas para relojes de pared con un toque «geek».

La web Instructables propone algunas ideas sorprendentes que se pueden hacer en casa, como transformar las bombillas incandescentes usadas en terrarios y macetas, el tubular interior de una bicicleta en una cartera o los carteles de unas elecciones políticas en sillas. Páginas web como Ready Made, Green Upgrader, CraftStylish o Crafting a Green World pueden ser también una buena fuente de inspiración. En ellas se proponen suprarreciclajes tan originales como palés viejos como base para muebles de jardín, lámparas con materiales de sótano, pulseras de cuero con cinturones viejos, cuadernos con cajas viejas y revistas o tutoriales para convertir antiguas prendas en ropa a la última. La diseñadora Tsia Carson propone en su libro «Craftivity» proyectos para convertir la basura en un tesoro.

Supra-reciclaje artístico y comercial

El ingenio y la capacidad creativa son esenciales para sacarle el máximo rendimiento al «upcycling». Por ello, cada vez más artistas y empresas han incrementado el uso de este sistema, en algunos casos con llamativos y cotizados productos.

Img joyasTerraCycle es la primera compañía que ha apostado por llevar a gran escala esta idea. Creada en 2001 en Estados Unidos, sus productos, como mochilas a partir de bolsas de bebida o estuches y cometas con envoltorios de galletas, son cada vez más solicitados. Sus responsables los venden en grandes supermercados o en otros países como Brasil, Méjico y Reino Unido.

Además de sus originales diseños, otro de los secretos del éxito de TerraCycle es un sistema de colaboradores que beneficia a todas las partes: sus usuarios agrupan los desechos que serán los próximos productos suprarreciclados, la empresa les paga por ellos y, de paso, la contaminación se reduce. El año pasado abonaron 100.000 dólares por 1,6 millones de cajas de zumo, un millón de envoltorios de caramelos y 750.000 recipientes de yogures.

Sectores tan distinguidos como el de la joyería o el de la moda tampoco se han resistido a los encantos del «supra-reciclaje»

La compañía británica Elvis & Kresse utiliza desechos industriales para fabricar productos de lujo: las mangueras de incendio son la base de carteras, cinturones y gemelos. La tienda de diseño Gabarage, con sede en Viena, propone a sus clientes que traigan de la basura residuos como cubiertas de plástico, chips de computadoras o placas de rayos X, y las escogen para crear nuevos diseños.

Sectores tan distinguidos como el de la joyería o el de la moda tampoco se han resistido a los encantos del «supra-reciclaje». Algunos diseñadores dejan en evidencia el alto valor de la creatividad y no del material: collares a partir de medias, pendientes con bolígrafos, anillas de latas o elementos urbanos se ponen a la venta desde unos pocos dólares a unos cientos. Diseñadoras como Amour Sans Anguish o Supayana proponen conjuntos y ropa de moda con estilos muy diversos.

Img sillaImagen: instructablesEl mobiliario también se puede decorar con productos «upcycling». El diseñador británico Stuart Haygarth ha ideado un candelabro con mil pares de gafas, el estudio canadiense OddFellows elabora lámparas a partir de fluorescentes y bombillas quemadas, los diseñadores Shawn Moore y Julie Nicholson crean bancos con cajas de supermercados, botellas de gaseosa o cajas de leche, la empresa de decoración Pottery Barn propone el diseño de un candelabro con botellas de vino, el estudio de diseño español Bel & Bel ha creado una silla de oficina a partir de las piezas de una moto Vespa, la web Etsy propone cestas con bolsas de café o camas de gato con maletas, etc.

El concepto de suprarreciclaje cautiva a cada vez más artistas de todo el mundo. En Internet se pueden encontrar los trabajos de todo tipo de diseñadores y colectivos, como «Upcycle Art», «The Future Craft Collective«, o «UpCycleIt«.

En Estados Unidos, el uso cada vez mayor del «upcycling» ha llevado incluso a la creación de concursos para premiar a los diseños más originales. En Nueva York, el Instituto de Diseño Pratt ha desarrollado la iniciativa «Diseño por un dólar«. Como su nombre indica, su objetivo ha sido que los estudiantes de este centro realizaran productos que no superaran esta cantidad. El resultado ha sido sorprendente: lámparas con mangas de camisa o cajas de huevos, bolsos con papel de supermercado o velas con cáscaras de naranja.

Origen del término upcycling

Aunque el término “upcycling” ya se había acuñado unos años antes, la idea apareció por primera vez en 2003 en el libro “Cradle to Cradle, Remaking the Way We Make Things” (De la cuna a la cuna, rediseñando la forma en que hacemos las cosas). Sus autores, el químico alemán Michael Braungart y el diseñador estadounidense William McDonough aseguran que el sistema actual de reciclaje es en realidad un “infra-reciclaje” que sólo consigue ralentizar el ciclo destructivo.

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