El tubo de escape

La ganancia de potencia que se consigue al modificarlo es mínima
Por EROSKI Consumer 2 de octubre de 2006

En el mercado se pueden encontrar desde simples colas decorativas a conjuntos completos con los que cambiar todo el sistema de escape del vehículo, que se compone de los siguientes elementos:

Colector: Son cuatro o seis tubos curvos que se unen en uno solo al motor. Por ellos salen los gases de la combustión desde los cilindros. Si el motor es de ocho o doce cilindros, lleva dos colectores. El diseño de sus curvaturas es muy importante: si permiten una salida rápida y óptima de los gases, sin generar turbulencias, el motor ganará algo de potencia. Si están mal diseñados, el motor «respira» peor y, por lo tanto, perderá algo de potencia.

Tubo de escape: Conduce los gases hasta la parte trasera del automóvil. En este tubo se acoplan el catalizador y el silenciador.

Catalizador: Es un dispositivo que elimina la mayor parte de los elementos contaminantes de los gases de escape mediante reacciones químicas.

Silenciador: Situado bajo el voladizo trasero del coche, casi al final del tubo de escape, es una cámara donde los gases se expanden y pierden presión, eliminando la mayor parte del ruido procedente del motor. Una grieta en el silenciador o en el tubo de escape se detecta por un sonido ronco del motor.

Cola: Es la parte final del tubo de escape, visible en la parte trasera del vehículo. En el mercado podemos encontrar cientos de modelos de todas las formas posibles: doble escape, circulares, rectangulares o incluso simuladores de doble salida. Cambiar la cola de escape es una operación sencilla y barata. Su función es meramente estética.

Cambiar todo el sistema de escape del vehículo es una operación cara, no sólo por los materiales, sino también por la mano de obra. El incremento de potencia es muy escaso, entre 4 y 12 CV, dependiendo de la potencia original del vehículo.

Por tanto, esta operación está reservada a auténticos amantes del automóvil, como los aficionados al tuning, o a vehículos destinados a competiciones, donde una pizca de potencia puede suponer la diferencia entre una victoria o una segunda plaza.

Ojo con los «sustitutos del catalizador»

Algunos talleres ofrecen «sustitutos del catalizador» que son completamente ilegales, ya que eliminan el catalizador y lo cambian por una sección de tubo normal y corriente.

El incremento de potencia es muy pequeño, no así la multa que nos puede caer, ya que circular sin este elemento está considerado falta muy grave. Además, antes de pasar por la ITV nos veríamos obligados a desmontar ese «sustituto» y montar de nuevo el catalizador.

En resumen, efectuar este cambio es una pérdida de tiempo y de dinero; nuestro vehículo contamina mucho más, nos arriesgamos a una multa de 600 o más euros y todo a cambio de unos irrisorios 6 ú 8 CV más de potencia.

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