Entrevista

Francisco Valencia, director de Gobierno Corporativo de Línea Directa

Con el límite de 110km/h parece lógico pensar que los accidentes y su gravedad se reducirán
Por Gracia Terrón 22 de abril de 2011
Img francisco valencia
Imagen: CONSUMER EROSKI

La Dirección General de Tráfico acaba de presentar su Plan de Seguridad Vial 2011-2020. La estrategia recoge 172 medidas concretas para mejorar la seguridad, que incluyen aumentar la protección a usuarios vulnerables y motoristas, en desplazamientos laborales, la movilidad segura en las zonas urbanas y aumentar la información sobre los riesgos de conducir tras haber ingerido alcohol. Francisco Valencia, director de Gobierno Corporativo de Línea Directa, cree que es un plan ambicioso que analiza y afronta las principales necesidades de nuestra sociedad en materia de seguridad vial y las alinea con las exigencias de la Comisión Europea a través de un Comité específico. En su opinión, la reciente medida de reducir el límite de velocidad a 110 kilómetros por hora hará que el número de accidentes se reduzca, así como su gravedad.

¿Cómo valora, en general, los sistemas de seguridad vial implantados en España?

Su rigor y eficacia se han incrementado de manera notable respecto a épocas anteriores, sobre todo en las ciudades, en las autopistas y en las autovías. Como tareas pendientes, debemos mejorar aún más las medidas de seguridad en las carreteras convencionales, un tipo de vías donde se registra casi el 60% de los fallecidos en accidentes de tráfico y más del 45% de los heridos graves.

¿En qué debe mejorar más España: en normativa en Seguridad Vial o en concienciación ciudadana?

En ambas. No importa lo que se haya mejorado, sino lo que aún queda por hacer. Hay que seguir la lucha contra la imprudencia, la temeridad y la negligencia. Y eso es una labor continua y constante en la que debemos participar todos. A veces da la sensación de que, como sociedad, se acatan las normas sobre seguridad vial por sus consecuencias económicas, no porque se haya tomado conciencia real de la tragedia que es un accidente de tráfico. En este sentido, se debe cambiar de mentalidad de manera radical.

La Dirección General de Tráfico acaba de presentar su Estrategia de Seguridad Vial para el periodo 2011-2020, ¿qué puntos le parecen más relevantes?

Es un plan ambicioso que analiza y afronta las principales necesidades de nuestra sociedad en materia de seguridad vial, las alinea con las exigencias de la Comisión Europea a través de un Comité específico. Por eso, la protección a usuarios vulnerables es un verdadero acierto, sobre todo si se tiene en cuenta que muchas de las ciudades españolas siguen sin estar preparadas para ellos. De hecho, según el último informe de Línea Directa que analiza la Seguridad Vial en los centros educativos españoles, siete de cada diez colegios de nuestro país necesitan mejorar en algún aspecto de seguridad vial.

“El 60% de los fallecidos en accidentes circulaba por carreteras convencionales”

La estrategia de la DGT presta especial atención a la protección a los usuarios vulnerables. ¿Cree que es necesario tomar medidas especiales para proporcionar entornos y trayectos escolares seguros, mejorar la utilización de los sistemas de retención infantil o realizar intervenciones activas en el entorno del ocio nocturno?

Sí, creo que es relevante. Según datos de la Dirección General de Tráfico, recogidos en un estudio que realizamos el año pasado en el que se analizaba la seguridad vial en el entorno de los centros educativos españoles, cada año alrededor de 1.300 niños de 0 a 14 años son víctimas de atropellos. Es preciso, por tanto, poner el acento en los usuarios que por su edad o sus circunstancias específicas constituyen un grupo de riesgo.

¿Qué otras medidas de seguridad vial podrían ponerse en marcha?

Es muy necesaria la aprobación de una regulación específica sobre seguridad infantil, sobre todo en lo relativo a sistemas de retención de niños pequeños. Creemos que la Administración debe impulsar la elaboración de estudios e informes que ayuden a construir una normativa fundamentada, equilibrada y, sobre todo, efectiva. También, como sociedad, se debe concienciar y educar a los hijos en valores y en el respeto a las normas desde la infancia. En este sentido, hay que ser conscientes de la importancia de nuestro ejemplo para ellos.

¿Cómo valora la rebaja del límite de velocidad a 110 Km/h en autovías y autopistas? ¿Le parece una buena medida desde el punto de vista de la seguridad vial?

En principio, parece lógico pensar que a menor velocidad, la frecuencia siniestral y la gravedad de los daños derivados de los accidentes de tráfico, descenderán. La reducción de las muertes en accidentes de tráfico es una tarea y un compromiso de todos: conductores, administraciones y aseguradoras. Por eso, apoyamos la medida.

¿Cree que servirá para ahorrar energía o su objetivo básico es un mero afán recaudatorio?

Los datos demuestran que, desde la aprobación de la medida, las sanciones no solo no han aumentado, sino que han disminuido. Por eso, no creo que el objetivo final de la norma sea la sanción, sino que además de una legítima preocupación por reducir los accidentes en carretera, existe una voluntad real de ahorro provocada por la situación política internacional. En cualquier caso, será el tiempo el que determine la eficacia y el alcance real de la iniciativa, por lo que debemos esperar a que su plazo de vigencia finalice para poder hacer valoraciones.

“Entre los años 2003 y 2009, el descenso acumulado en el número de muertos superó el 50%”

¿Cuánto se han reducido las víctimas de accidentes de tráfico en los últimos años?

Durante los últimos años se ha apreciado una reducción extraordinaria en el número de fallecidos en carretera, debido en gran parte a las medidas adoptadas por el Ejecutivo, como la aprobación del carné por puntos, la creación de la Fiscalía de Seguridad Vial o la reforma del Código Penal en materia de seguridad vial. Si se contabilizan los fallecidos a las 24 horas del accidente, los últimos datos de la Dirección General de Tráfico señalan que, entre los años 2003 y 2009, el descenso acumulado en el número de muertos superó el 50%. Además, la tendencia positiva parece continuar en el año 2011, ya que el número de fallecidos registrados durante el primer trimestre se ha reducido otro 7%.

En materia de seguridad vial, ¿en qué posición está España respecto a otros países europeos: mejor, peor o en la media?

En pocos años, hemos sido el país europeo que más ha progresado en materia de seguridad vial, nos hemos puesto al nivel de países con mucha más tradición en la lucha contra la siniestralidad. Pero no debemos caer en la autocomplacencia ni en el triunfalismo. Cada año, casi 2.000 personas pierden la vida en nuestras carreteras, una cifra inaceptable. Además, con 103 muertos por millón de habitantes, seguimos lejos de los países líderes en seguridad en carretera, como Holanda, con apenas 46 muertos por millón de habitantes, Alemania (64) o Francia (76,5). Es evidente que, aunque se ha mejorado, queda mucho por hacer.

¿Cree que los conductores son todavía poco responsables en el uso del cinturón de seguridad o al conducir tras haber bebido alcohol?

Se ha progresado muchísimo en ambas cuestiones, pero todavía es difícil de entender cómo alguien invierte tanto dinero en un coche de alta gama, con medidas de seguridad pasiva punteras, y luego olvida un gesto tan sencillo como ponerse el cinturón.

Respecto a la alcoholemia, su inclusión como tipo penal ha supuesto un antes y un después en la lucha contra la mortalidad en carretera. Pero que todavía haya personas que deciden coger su coche después de haber bebido es algo muy complicado de asimilar, sobre todo, si se tienen en cuenta la cantidad de alternativas que hay hoy en día.

En este sentido, conscientes de que los accidentes de tráfico causados por el alcohol son un problema entre los jóvenes, Línea Directa lanzó Asistencia Nocturna a Jóvenes, un servicio dirigido a los menores de 26 años, que traslada tanto a los jóvenes como a sus vehículos en caso de haber bebido o sentirse indispuestos, sin coste alguno ni recargo en el precio de renovación. No obstante, se usa poco, lo que demuestra que todo esfuerzo en este tema es insuficiente.

¿Qué balance haría de la implantación del carné por puntos?

Extraordinariamente positivo. Pero el éxito que se ha vivido en materia de seguridad vial no debe vincularse solo a la aprobación del carné por puntos, sino a la puesta en marcha de un plan de actuación global que incluye iniciativas como la reforma del Código Penal o la creación de una Fiscalía de Seguridad Vial. El resultado ha sido extraordinario, pero, insisto, aún nos queda mucho por hacer.

“Es muy complicado de asimilar que todavía haya personas que deciden coger su coche después de haber bebido”

España se ha sumado al objetivo europeo de reducir a la mitad el número total de víctimas mortales en la Unión Europea. ¿Cree que lo conseguirá? ¿Es un objetivo demasiado ambicioso?

En esta cuestión, no podemos dejar de serlo. No podemos aceptar como algo normal perder 2.000 vidas al año de una forma tan absurda. Creo que el objetivo del Consejo Europeo para la Seguridad en el Transporte de reducir las víctimas mortales al 40% en 2020 es perfectamente asumible, pero debemos de trabajar juntos para poder lograrlo. La prueba de que es factible es que en España hemos reducido el número de fallecidos un 50% en solo seis años. En este tema, se debe ser ambiciosos e inconformistas. Es la única manera de progresar.

Respecto a las campañas de publicidad de la DGT, ¿considera que su dureza y su dramatismo surten efecto entre la sociedad? ¿Sirven para concienciar de la necesidad de ser prudente al volante?

Yo creo que sí. Es cierto que algunas campañas son muy duras, pero nosotros, que en nuestra actividad convivimos a diario con la tragedia que supone un accidente de circulación, apoyamos la labor de concienciación de la Dirección General de Tráfico al cien por cien.

No se pueden ignorar las consecuencias de un accidente de circulación porque su visión -que es simulada, además- nos incomode. Guste o no, este tipo de campañas han demostrado ser las más efectivas porque ayudan a la sociedad a dimensionar y a tomar conciencia de lo irreversible y lo terrible que es perder a un ser querido en un solo segundo. Si con esa campaña se ha evitado una sola muerte o un solo herido, habrá merecido la pena.

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