Nuevo tratamiento contra la obesidad

Un sensor que se instala en el estómago de personas con obesidad y se controla por wifi ayuda a ingerir menos alimentos, al provocar sensación de saciedad
Por Teresa Romanillos 3 de junio de 2011
Img autonomo
Imagen: Shane Adams

A menudo, a pesar de que se sigan de forma correcta los consejos dietéticos, perder peso es difícil. En casos de obesidad importante, y antes de recurrir a la cirugía, la colocación de un balón intragástrico puede ser una alternativa eficaz. En esta línea de tratamientos, se ha presentado una técnica nueva basada en la colocación de un dispositivo en el estómago, controlado por wifi, que provoca sensación de saciedad y, de esta manera, permite reducir peso.

Un equipo de médicos españoles de la Clínica la Luz, de Madrid, ha sido pionero en este tratamiento de la obesidad. El procedimiento consiste en instalar en el estómago del paciente un sensor que simula sensación de saciedad. La técnica, conocida como abiliti ®, es un sistema revolucionario que consigue reducir la cantidad de alimentos ingeridos y aborda el tratamiento de la obesidad desde una perspectiva innovadora.

El dispositivo se implanta mediante cirugía laparoscópica, a través de unos pequeños orificios en la pared abdominal. Se introduce el sensor, conectado a un estimulador gástrico. Cuando se ingiere una determinada cantidad de alimento, el sensor transmite un mensaje al estimulador, que provoca la distensión de la pared gástrica y sensación de saciedad.

Esta técnica permite un seguimiento estrecho. Desde un ordenador y a través de Internet, el especialista puede registrar todos los alimentos que se han ingerido, así como ajustar el sistema en función de las características y la evolución del paciente. El sistema combina una tecnología electrónica implantable ya utilizada en otros ámbitos de la medicina, como los marcapasos cardiacos, con otra más novedosa, como es el caso de Internet.

La colocación de un sensor en personas obesas es una técnica poco agresiva, rápida, reversible y no altera la morfología del estómago

Una de las ventajas frente a otros métodos utilizados en el abordaje de la obesidad es su escasa agresividad, además de ser una técnica reversible y que no altera la morfología del estómago. Colocarlo supone menos de una hora, con el paciente bajo anestesia general.

Este procedimiento está indicado para las personas con un índice de masa corporal (IMC) entre 35 y 55 y en casos que exigen controlar los problemas derivados de la obesidad. Los pacientes a quienes se implanta el dispositivo pueden perder entre un 35% y un 40% del exceso de peso en el primer año. España, Alemania y Reino Unido son los precursores de la técnica abiliti ®. En Alemania ya se ha implantado a 100 pacientes y en España, la Clínica la Luz de Madrid ha presentado a los dos primeros.

Balón gástrico, una opción asequible contra la obesidad

Para las personas que padecen una obesidad importante y no quieren pasar por el quirófano, el balón gástrico es una alternativa. Este recurso tiene pocos secretos: su presencia en el estómago causa sensación de plenitud y saciedad, se ingieren menos alimentos y, en consecuencia, se pierde peso.

Este balón es de silicona y se introduce desinflado por la boca, hasta la cámara gástrica. Allí, se le inyecta suero salino y un colorante (azul de metileno), que permite identificar las posibles fugas. Su colocación se realiza de manera ambulatoria, es rápida (el procedimiento dura unos 20 minutos) y se efectúa mediante una leve sedación. Este sistema se retira de la misma forma, siempre que se pueda, antes de seis meses, ya que la acidez gástrica y los microorganismos pueden deteriorar sus paredes, con riesgo de rotura.

Con esta técnica se pierden de 10 a 20 kg, según la persona. Una vez retirado, debe seguirse una dieta apropiada ya que, en caso contrario, se ganan kilos de nuevo. Entre el 30% y el 50% de los pacientes a quienes se ha colocado el balón recuperan el peso perdido al cabo de seis meses de su retirada. Para que sea efectivo, es necesario que se modifiquen los hábitos de vida. No obstante, a pesar de que no siempre sea una solución definitiva, es una ayuda muy importante.

El balón intragástrico está indicado en personas con obesidad importante que no han respondido a las medidas habituales para perder peso. Tiene especial interés en quienes el exceso de kilos se acompaña de problemas de salud como diabetes, hipertensión arterial de difícil manejo o apneas del sueño. También es útil en pacientes que precisan una pérdida rápida por otros motivos, como someterse a una intervención quirúrgica, y para quienes requieran ayuda previa a la propia cirugía de la obesidad.

El asesoramiento profesional es fundamental tanto en la indicación como en el seguimiento posterior. Es una técnica segura, pero no está exenta de complicaciones. Este seguimiento mejora los resultados a corto y a largo plazo.

BALÓN CON EFECTOS SECUNDARIOS

Entre los efectos secundarios de la colocación de un balón en la cavidad gástrica, destacan las náuseas y los vómitos, frecuentes durante las primeras semanas. Para mejorar la tolerancia, al inicio, la dieta debe ser líquida, para pasar de manera progresiva a alimentos triturados o textura semiblanda. Los alimentos deben ingerirse en poca cantidad y a menudo, en unas seis tomas diarias. Durante todo el proceso, es fundamental la supervisión de un experto, con el objetivo de mejorar la tolerancia, evitar problemas de nutrición y, después, conseguir que no vuelvan a ganarse los kilos perdidos.

Otros efectos secundarios son la sensación de pesadez gástrica, acidez, regurgitación de comida y estreñimiento. También pueden surgir complicaciones de mayor gravedad, como ulceraciones en el tejido gástrico. Otro inconveniente es el desinflado del balón y la migración hacia el intestino, con la posibilidad de obstrucción intestinal. La pérdida del contenido líquido del balón (azul de metileno) y su consecuente deshinchado pueden percibirse porque el individuo ya no nota la sensación de saciedad o porque las heces o la orina se tiñen de color azul. Por este motivo, se rellena con una pequeña cantidad de colorante.

En caso de sospechar esta situación, hay que consultar al profesional para verificarlo y proceder a su extracción, con la colocación de un nuevo dispositivo si lo considera oportuno.

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