Rehabilitación en el daño cerebral adquirido

La rehabilitación de las personas que sufren daño adquirido se centra en recuperar el máximo de funciones y habilidades posibles
Por José Andrés Rodríguez 9 de diciembre de 2012
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Los programas de rehabilitación cognitiva son claves en la recuperación del afectado de daño cerebral adquirido con alteraciones motoras, emocionales o cognitivas, entre otras. En los últimos años, han empezado a despuntar programas de recuperación “a distancia”: la telerrehabilitación cognitiva, que permite realizar los ejercicios desde casa gracias al ordenador o a Internet. Este sistema aporta facilidades y, además, reduce costes: ahorra dinero y tiempo tanto a los especialistas como a los pacientes, ya que el proceso de recuperación puede durar meses o años e implica muchos desplazamientos a los centros sanitarios. En este artículo se describe cuáles son los objetivos de la rehabilitación cognitiva y qué plataformas se han desarrollado para ayudar a los pacientes afectados de daño cerebral adquirido.

El daño cerebral adquirido es una de las principales causas de discapacidad en España. Este tipo de lesión cerebral está provocado por accidentes cerebrovasculares o ictus, que pueden ser isquémicos (la interrupción del flujo sanguíneo en una zona del cerebro, que queda dañada) o hemorrágicos (cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe); traumatismos craneoencefálicos; o tumores cerebrales. Causas menos frecuentes son las lesiones producidas por infección (como las meningitis) o anoxia (falta de oxígeno en el cerebro).

Se calcula que en España viven unas 420.000 personas que sufren lesiones por daño cerebral adquirido, en su gran mayoría traumatismos craneoencefálicos originados por accidentes de tráfico. Un número que crece año tras año ya que, gracias a los avances médicos, cada vez es mayor la tasa de supervivencia de los afectados. Las consecuencias más habituales son problemas en el control motor (la paralización de una parte del cuerpo, los problemas para tragar o la rigidez muscular), los cambios en la personalidad, la dificultad para relacionarse, los problemas emocionales y el deterioro cognitivo.

El reto de la recuperación cognitiva en el daño cerebral

La rehabilitación de los afectados por daño cerebral adquirido se centra en recobrar el máximo de funciones y habilidades posibles. Es habitual, por tanto, que realicen recuperación física y terapia psicológica.

Un área de rehabilitación muy importante es la referente al deterioro cognitivo. Muchas personas sufren alteraciones de memoria, problemas de atención, trastornos de la percepción, problemas de lenguaje, problemas de cálculo y de razonamiento abstracto, etc. que dificultan su integración sociolaboral y afectan de manera negativa su autoestima. Además, dependen de cuidadores, no pueden realizar muchas tareas cotidianas o deben dejar la profesión que desempeñaban antes de sufrir el episodio.

La recuperación de las personas con daño cerebral puede durar meses o años y hay que acudir con frecuencia al centro de salud

La rehabilitación cognitiva busca remediar o aliviar los déficits cognitivos que surgen tras una afección neurológica. En su formato tradicional, este proceso exige que el paciente se desplace a un centro de salud para que le atiendan los profesionales sanitarios. O, si su movilidad es muy reducida, que estos acudan a su domicilio. Es decir, que requiere muchos medios humanos. Y el problema estriba en que la mayoría de los pacientes necesitan rehabilitación durante mucho tiempo, lo que aumenta el coste del tratamiento.

Daño cerebral: la esperanza de la telerrehabilitación

La telerrehabilitación cognitiva es una nueva forma de rehabilitación que está ganando terreno en los últimos años. Consiste en la prestación de estos servicios por medio de sistemas electrónicos basados en las tecnologías. Hay diferentes maneras de llevar a cabo este tipo de tratamiento.

Una de ellas es «Play for Health«, una plataforma de telerrehabilitación desarrollada por el Área de Salud de la Fundación iBit, en colaboración con IBSalut y el Servicio de Rehabilitación del Hospital Son Llàtzer (Mallorca). El paciente se coloca delante de una pantalla conectada a una videoconsola y realiza ejercicios que le ayudan a entrenar funciones cognitivas, como pueden ser los ejercicios de coordinación motora para resolver un puzle.

Por su parte, el Instituto Guttmann (Barcelona), hospital de referencia para el tratamiento y la rehabilitación de personas con lesión medular, daño cerebral adquirido u otra gran discapacidad de origen neurológico, ha desarrollado «Guttmann, NeuroPersonalTrainer®«, una plataforma que permite que la persona realice numerosos ejercicios en casa. Si tiene un elevado número de aciertos, el sistema aumenta la dificultad. Si tiene pocos, la baja para evitar la frustración. La plataforma envía los resultados al médico por Internet. Además, incorpora un sistema de correo electrónico y teleconferencia.

Y la Universidad Politécnica de Valencia ha presentado «BioTrak Home«, que incluye un ordenador portátil, que el paciente conecta al televisor, una cámara y una plataforma de captación de movimiento. De este modo, el programa registra sus movimientos y los evalúa.

Todas estas diferentes opciones de telerrehabilitación aportan los mismos beneficios. El primero es que no hace falta que el paciente acuda al centro de salud: la recuperación de las personas que sufren daño cerebral puede durar meses o años, y es una ventaja no tener que ir con frecuencia durante tanto tiempo al centro de salud. Además, muchas tienen serias dificultades para desplazarse. Por otro lado, la comunicación con el especialista queda garantizada a través de Internet o un sistema de teleconferencia. Así que el médico puede evaluar los progresos del paciente y darle nuevos ejercicios e instrucciones cada día, si es necesario. En definitiva: es un sistema que ahorra dinero y tiempo al paciente y al especialista.

El sufrimiento del cuidador

Cuando una persona sufre un daño cerebral adquirido, su familia también padece las consecuencias. En muchas ocasiones, un familiar se convierte en el cuidador principal y se encarga de realizar las tareas que no puede llevar a cabo el afectado. Le dará de comer, le ayudará con su higiene, le acompañará al médico, estará con él cuando se sienta mal, etc. El cuidador tiene que renunciar a parte de su vida para poder realizar su labor. Horas y horas que tiene que restar a su ocio o trabajo. Horas de un trabajo importante pero también duro.

La mayoría de los cuidadores son, en realidad, cuidadoras: la madre o la esposa del afectado. Y, como señala el estudio “Depresión, ansiedad y estrés. Evaluación de la calidad de vida en cuidadores de pacientes con daño cerebral adquirido”, publicado en ‘Avances en neurología’, los cuidadores sufren una importante sobrecarga física y psíquica, que merma su calidad de vida. A consecuencia, las cifras de depresión en este colectivo cuidador se disparan.

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