Buscan posibles aplicaciones antibióticas para humanos en el sistema inmunológico de los buitres

Estas aves apenas padecen enfermedades a pesar de que son los vertebrados más expuestos a los agentes infecciosos
Por EROSKI Consumer 30 de agosto de 2003

Estudiar el sistema inmunológico de los buitres para encontrar posibles aplicaciones antibióticas en medicina humana, es lo que va a hacer José Manuel Pérez de la Lastra, un químico cordobés que trabaja en el Instituto de Agrobiotecnología y Recursos Naturales de la Universidad Pública de Navarra.

Para llevar a cabo este trabajo, pionero en el mundo, Pérez de la Lastra parte del hecho de que estas aves carroñeras apenas padecen enfermedades a pesar de que son los vertebrados más expuestos a los agentes infecciosos, ya que se alimentan exclusivamente de carroña, que presenta numerosas bacterias, y en el momento de acceso a la comida se originan luchas jerárquicas que provocan heridas externas. Además, la carne descompuesta puede proceder de animales muertos debido a enfermedades infecciosas.

La investigación comenzará por el estudio de los receptores, que son las células especializadas en reconocer rápidamente los agentes infecciosos y que, en contacto con ellos, liberan sustancias de protección. De esta forma, el químico pretende descubrir qué mecanismos, células o moléculas concretas diferencian a los humanos del sistema inmunitario del buitre y dotan a esta especie de mayor inmunidad ante las infecciones. Una vez resuelto este enigma, se podrá aplicar en medicina humana, afirma este experto.

Este estudio es pionero por dos motivos: es la primera vez que se estudiará el sistema inmunológico de la fauna salvaje desde su origen; el comportamiento de los receptores ante agentes infecciosos. Además, es la primera vez que se escoge un ave carroñera para encontrar posibles aplicaciones en medicina humana.

El sistema inmunológico de las aves carroñeras, y de los buitres en particular, es mucho más fuerte que el del resto de las aves, ya que desarrollan una mayor inmunidad en detrimento de otras actividades, como puede ser el volar tras la comida o la caza.

En el mundo existen dos líneas de investigación parecidas que se llevan a cabo con el dragón de Komodo y el cocodrilo de Nueva Guinea. Ambas investigaciones se limitan a encontrar directamente en la sangre de ambos animales las sustancias antibióticas que les protegen de las infecciones, pero no han llegado al origen: cómo se producen estas sustancias. Aquí es donde radica la singularidad de la línea abierta por Pérez de la Lastra.

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