Cada vez son más los niños que se someten a cirugía para corregir las orejas «de soplillo»

Las burlas por este rasgo físico pueden causar trastornos y afectar al rendimiento escolar
Por EROSKI Consumer 28 de marzo de 2003

Los niños no son sólo frágiles desde el punto de vista físico. Su sensibilidad les convierte en personas muy vulnerables ante un comentario hiriente o ridiculizador sobre un defecto físico como pueden ser las orejas «de soplillo». Para evitar situaciones de mofa por este aspecto y sus posibles consecuencias psicológicas, son cada vez más los padres que optan por someter a sus hijos a una operación quirúrgica.

Actualmente, de cada diez personas que son intervenidas por esta causa, siete son menores de edad, convirtiendo la corrección de orejas (otoplastia) en la cirugía más demandada por este sector de la población, según datos dados a conocer por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). Es más, con apenas 6 ó 7 años -cuando el pequeño ya es consciente de su imagen exterior- los niños comienzan a manifestar abiertamente a sus padres su interés por ser operados.

Francisco Giraldo, cirujano plástico del Complejo Hospitalario Carlos Haya de Málaga, ratifica que la intervención más frecuente entre los menores de 18 años es la cirugía de orejas, una operación que consiste básicamente en corregir las pequeñas deformaciones que puede presentar el pabellón auricular. Orejas «de soplillo» (muy despegadas del cráneo o con la cuenca más grande de lo normal), «en asa» (dobladas por la zona superior) o demasiado pegadas a la cabeza (criptotia) pueden llegar a tener una forma «casi perfecta» gracias a la cirugía plástica.

Para los especialistas, una oreja normal es la que tiene una separación del cráneo de un centímetro, con pliegues en el cartílago y que no es excesivamente grande. Hasta que la persona no tiene tres o cuatro años -edad en la que ya se ha completado la formación de la oreja en un 80% aproximadamente-, no se puede determinar con exactitud la forma que tendrá en un futuro su pabellón auricular. Por este motivo, los expertos prefieren esperar hasta los cuatro años para realizar una intervención de este tipo.

Para el doctor José Luis Martín del Yerro, miembro de la SECPRE, lo ideal sería intervenir a partir de los 12 años, ya que entre los 7 y los 10 años la oreja completa su formación. «Sin embargo, si hay un trastorno en el niño causado por el complejo de tener las orejas diferentes, se puede adelantar la operación a los cuatro años», puntualiza.

«Los comentarios hacia un niño con defectos hacen que éste se sienta rechazado», subraya Manuel Jiménez, profesor de Psicología Infantil y Juvenil de la Universidad de Málaga (UMA). «Y son los padres y los profesores -prosigue Jiménez- los que normalmente detectan este problema que no sólo les afecta en la esfera emocional, sino que llega a presentar síntomas somáticos como orinarse por las noches».

Nuevos comportamientos

Ante apodos como «el orejotas», «dumbo» o situaciones en las que son objeto de burlas, el niño ve dañada su autoestima y comienza a manifestar nuevos comportamientos: se vuelven inquietos, tienen problemas de conducta, bajan su rendimiento escolar e incluso llegan a tener ansiedad y a aislarse de sus amigos y compañeros.

Cuando los problemas se agudizan, la solución que apuntan al unísono psicólogos y cirujanos es una intervención de cirugía plástica. «Si en los primeros cursos los padres o los profesores detectan situaciones de mofa en torno al niño, lo mejor es intervenir», concluye Jiménez.

El momento más adecuado para operar, según Francisco Giraldo, «es indefinido; lo dictaminan los propios padres cuando los niños están en situaciones anómalas»; aunque el experto aconseja hacerlo antes de que el niño empiece la Educación Primaria y comiencen los problemas de adaptación. No obstante, el propio cirujano puntualiza que operar a un pequeño de apenas un año «es un problema de los padres», que no asumen los comentarios.

Sin embargo, hay niños que no se operan en la infancia porque no han tenido ningún tipo de problema traumático y deciden hacerlo en la adolescencia, cuando las relaciones con los amigos son más frecuentes y comienza la etapa del narcisismo y el coqueteo.

Métodos

«Los métodos no quirúrgicos son poco eficaces. La deformidad del cartílago no se puede corregir con orejeras o vendajes, es muy difícil», explica el cirujano Martín del Yerro.

De la misma opinión es el doctor Francisco Giraldo, quien reitera que los tratamientos conservadores que se conocen en la cultura popular son poco eficaces para corregir las orejas «de soplillo». «Una simple tira adhesiva que mantenga la oreja adherida al cráneo no tiene eficacia», asegura el experto.

La mayoría de los autores consideran que el problema de las orejas prominentes sólo es corregible con una intervención quirúrgica; sin embargo, en diciembre, la revista «Archives of Otolaryngology», de la Asociación Médica Americana, publicó un artículo que probaba el éxito del «método Auri», que utiliza un clip a medida de cada oreja y mejora la deformidad considerablemente.

En la situación contraria a las orejas prominentes, las que se desarrollan demasiado pegadas al cráneo (criptotia), está demostrada la eficacia de tratamientos conservadores, según Francisco Giraldo, quien afirma que «hasta un 70% de estos casos se pueden corregir con ejercicios de estiramiento realizados por las madres».

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube