China ha promulgado su primera ley que prohíbe el comercio de órganos humanos. La norma entrará en vigor el primero de mayo, tras haber recibido el aval del Gobierno.
El texto estipula que los trasplantes de órganos humanos deben respetar el principio de la donación libre y voluntaria, y considera criminal el acopio de estos sin el permiso, o contra la voluntad, del propietario.
En cuanto a las operaciones, la ley insta «a garantizar la calidad» de las mismas y «a salvaguardar los derechos legales de los ciudadanos».
La norma prevé asimismo la destitución de los funcionarios y médicos que participen en este tipo de tráfico, el cierre de los establecimientos implicados y multas que van de ocho a diez veces el monto de la ganancia obtenida por medio de estas prácticas.
Las organizaciones de derechos humanos han denunciado con frecuencia la venta de órganos de los presos ejecutados en China, y en particular de los prisioneros de la secta prohibida Falungong, lo que las autoridades del país asiático han negado reiteradamente.