Científicos malagueños demuestran los beneficios para la salud de la autotransfusión de sangre

Aseguran que la reinyección de sangre propia erradica el estado de inflamación y permite una oxigenación inmediata del organismo
Por EROSKI Consumer 25 de febrero de 2004

La transfusión de sangre propia durante una intervención quirúrgica no sólo es clave para racionalizar el uso de los bancos de sangre, sino que además reporta importantes beneficios para la salud, según han demostrado investigadores de la Universidad de Málaga (UMA) en un estudio que será publicado en la prestigiosa revista británica de divulgación científica «The Lancet».

«Una exhaustiva investigación realizada junto a un equipo de investigadores británicos ha revelado que la reinyección de sangre propia no sólo no altera la coagulación del torrente, sino que además erradica el estado de inflamación del paciente, y permite una oxigenación inmediata del organismo», asegura el doctor Manuel Muñoz, coordinador del grupo y docente de la Facultad de Medicina de la UMA.

La explicación biológica de las bondades de la autotransfusión radica en la inmediatez del uso de la sangre en el proceso, lo que garantiza la conservación de propiedades tan importantes como la elasticidad de los glóbulos rojos, una característica que se pierde con su almacenaje en bancos.

Controversia

Lo cierto es que la autotransfusión es una práctica que ha generado no poca controversia entre los expertos en hematología. Los más escépticos aseguran que la sangre recién extraída se encuentra demasiado diluida y adulterada como para ser reinyectada en el organismo.

La autotransfusión evita recurrir a los bancos de sangre, que a pesar de las políticas de concienciación social se hallan normalmente en estado deficitario. El modo más seguro y fiable de autotransfusión es el prospectivo, esto es, de sangre propia extraída con antelación. Esta práctica, claro está, sólo se entiende en casos de cirugía programada, en los que el paciente ha donado sangre de forma previa a la intervención.

Pero también es posible realizar autotransfusiones durante y después de la operación misma. Esta técnica está indicada sobre todo en cirugía ortopédica, ya que en la vascular la hemorragia puede controlarse con agentes farmacológicos. La cirugía de rodilla bajo isquemia (retenido el flujo sanguíneo) es un buen ejemplo. Durante esta intervención se pueden perder entre 600 y 1500 centímetros cúbicos de sangre, que antes se desechaba y ahora puede reutilizarse con ayuda de un sistema de recepción, filtrado, decantación y reinyección que cuenta con todas las garantías.

Bien escaso

La sangre es un bien escaso en los hospitales españoles. Esto ha obligado a la comunidad médica a buscar alternativas de cara a intervenciones quirúrgicas como las mencionadas, «muy sangrantes», y ante las posibles urgencias médicas. La autotransfusión es la más popular y menos costosa. Otra posibilidad es el uso de agentes transportadores artificiales de oxígeno, una técnica que se encuentra todavía en fase de experimentación en hospitales africanos.

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