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Riesgos de no proteger los ojos en invierno
La nieve refleja hasta el 80 % de la luz solar, lo que aumenta el riesgo de lesiones oculares. Cuando pasamos mucho tiempo expuestos a estas condiciones sin protección, podemos experimentar algunas molestias e, incluso, lesiones.
Entre las molestias más habituales, destacan la visión borrosa, la sensación de tener arenilla en los ojos, la sensibilidad a la luz, el enrojecimiento o hinchazón, el dolor de cabeza y la inflamación de la conjuntiva.
👉 Lesiones
Pero los riesgos no acaban ahí. Entre los efectos de la exposición directa al sol sin protección adecuada están las quemaduras en la córnea (llamadas queratitis), que se manifiestan al cabo de unas horas con sensación de sequedad y ardor. La fotoqueratitis, también conocida como queratitis ultravioleta o queratitis UV, es un síndrome agudo que ocurre después de la irradiación UV de los ojos. Afecta tanto a la córnea como a la conjuntiva.
Con el sol —y con el aire frío y seco— también se puede producir un congelamiento o una gran sequedad de la superficie de la córnea. Como explica la Academia Americana de Oftalmología, esta afección está asociada a personas que practican esquí, utilizan motos de nieve o hacen montañismo.
Aparte de las consecuencias más inmediatas, hay efectos a largo plazo. La exposición solar también se relaciona con lesiones en la retina, degeneración macular, cataratas y, también, cáncer de piel en la zona que rodea los ojos.
Claves para proteger la vista
❄️ Evitar largas exposiciones sin equipamiento
La primera medida es evitar las exposiciones prolongadas a estas condiciones si no tenemos una adecuada protección. Por mucho que nos apetezca un plan en la nieve, si no contamos con los elementos necesarios, es preferible aplazarlo o, al menos, reducir la cantidad de tiempo que estaremos al aire libre.
❄️ Usar gafas adecuadas
- Las gafas son nuestras mejores aliadas. Siempre hay que optar por las que ofrezcan protección 100 % UV para bloquear los rayos ultravioleta A y B. Las que tienen antirreflejo y las que son polarizadas reducen el deslumbramiento de la nieve.
- Si además de estar en la nieve vamos a estar en la alta montaña, las lentes de categoría 4 ofrecen la mayor protección. Como pueden absorber entre un 80 % y un 90 % de la luz, son idóneas para condiciones de alta luminosidad o altitudes extremas.
- Si son gafas de esquí, que cubren toda la zona de los ojos y se apoyan en la cara, es importante que tengan buena ventilación para evitar que se empañen.
- También es clave revisar el estado de nuestras gafas, ya sean de sol o de esquí. Aunque las que tengamos cumplan con estas condiciones, puede ocurrir que se hayan estropeado o rayado con el uso. En este caso, conviene reciclarlas, cambiar los cristales u optar por unas gafas nuevas.
❄️ Hidratar los ojos y cuidar la piel
El aire seco y frío, así como las ventiscas, pueden resecar nuestros ojos. Podemos mantener su hidratación usando lágrimas artificiales, tanto antes como después de haber estado al aire libre.
El uso del protector solar es indispensable también en invierno, sobre todo cuando vamos a estar expuestos a los rayos UV durante horas, y en un entorno que los refleja. Esto incluye utilizar protector también en los párpados y en el contorno de los ojos.
❄️ Parpadear con frecuencia en lugar de frotarse los ojos
El frío y el viento pueden hacer que parpadeemos menos, aumentando la sequedad ocular. Además de utilizar lágrimas artificiales, parpadear con frecuencia y de manera consciente ayuda a mantener los ojos lubricados. Eso sí, nada de frotarse los ojos. Si están irritados, pueden irritarse más o, peor aún, podemos provocar microlesiones.