¿Usas lentes de contacto? Esto es lo que debes saber

Comprar lentillas sin asesoramiento profesional, utilizarlas mal o realizar un mantenimiento deficiente puede provocar diversos problemas oculares
Por EROSKI Consumer 31 de julio de 2025
lentillas de calidad

El 70 % de la población española tiene problemas de vista y casi tres millones de personas utilizan lentes de contacto de manera habitual. Si formas parte de este grupo, lo más seguro es que domines algunas rutinas de higiene, empleo y cuidado de tus lentillas. Pero ¿las conoces todas? ¿Sabes por qué son importantes? El Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO) explica en las siguientes líneas cuáles son los principales riesgos del mal uso y del mantenimiento deficiente de estas lentes y ofrece consejos prácticos, muy fáciles de recordar, para hacerlo bien y evitar problemas oculares.

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Alrededor del 8 % de la población española de entre 12 y 65 años utiliza lentes de contacto, un adminículo que, como bien indica su nombre, está en contacto directo con el globo ocular. Por esta razón es tan importante vigilar su higiene y asegurarse un uso y un cuidado correctos.

Limpieza y cuidado de las lentillas

Unas lentillas sucias pueden aumentar la probabilidad de sufrir infecciones en los ojos, como la queratitis microbiana, y desencadenar síntomas tan desagradables como enrojecimiento, dolor, visión borrosa, fotosensibilidad o lagrimeo.

Según el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO), la mala higiene de las lentillas de contacto resulta determinante para la aparición de numerosos problemas visuales. “Las lentes de contacto no provocan infecciones por sí mismas, pero un mal cuidado o una incorrecta limpieza podría causarlas”, explican los especialistas. “Un uso inadecuado provocará, de inicio, sintomatología de incomodidad, incluso una disminución de la calidad visual”, agregan. Además, este riesgo también aparece por el empleo de agua del grifo para el aclarado.

Ojo rimel brillo
Imagen: Pixabay

Comprar lentillas de calidad

Pero, además de una higiene y una conservación correctas, los expertos señalan otro aspecto clave: adquirir las lentillas en canales autorizados, conocer su origen y asegurarse del asesoramiento profesional. “Cada vez que un óptico-optometrista ve tus ojos, está realizando un chequeo de salud para detectar deficiencias y necesidades de tu sistema visual, algo que otros establecimientos no te pueden ofrecer”, indican. Por eso, recomiendan comprar las lentes adecuadas y hacerlo en centros sanitarios legalmente autorizados para su venta.

¿Hay otros canales para ello? Sí. En la actualidad, existen numerosas páginas web que ofrecen lentillas para comprar online y que las envían a domicilio, destacando en su servicio dos aspectos: son rápidos y baratos. Otra cosa es que sean seguros… En este sentido, los optometristas apuntan que cada ojo tiene sus parámetros específicos, y un mismo tipo de lente se adapta de manera muy diferente en dos personas distintas.

La adaptación correcta de la lentilla al ojo requiere de unos pasos y pruebas previas muy importantes, como medir la refracción y agudeza visual, examinar el ojo mediante una lámpara de hendidura, realizar una topografía de la córnea o medir el diámetro horizontal del iris visible. Con estos elementos, los profesionales tienen un examen correcto para pedir las lentes de prueba, iniciar la adaptación y encontrar la lentilla idónea para cada persona. En otras palabras, el asesoramiento de un profesional resulta indispensable.

Tipos de lentes de contacto

  • Lentes blandas. Son las más cómodas por su fácil adaptación al ojo. Dentro de este tipo se pueden encontrar las desechables, que se pueden cambiar cada día; las reutilizables, que se pueden usar durante varias semanas; y las llamadas de uso prolongado, que puede ser de varias semanas, aunque en todo caso se recomienda quitarlas para dormir.
  • Lentes híbridas. Están constituidas por una parte rígida y otra blanda.
  • Lentes bifocales. Serían el equivalente a las gafas progresivas, a través de las cuales se puede ver de cerca y de lejos.
cuidados de las lentillas
Imagen: Nataliya Vaitkevich

Lentillas: consejos de uso y seguridad

Adquirir unas lentes de contacto adecuadas en un centro autorizado no es el único factor que determina su calidad y seguridad. También resulta fundamental que nosotros, como usuarios, realicemos un uso y un mantenimiento adecuados. Y ello dependerá de los siguientes consejos profesionales:

  • Manipula las lentillas siempre con las manos limpias para evitar ensuciarlas.
  • Mantén el estuche limpio y cambia a diario la solución desinfectante que te haya recomendado tu óptico-optometrista.
  • Impide que el maquillaje entre en el ojo y perjudique a la lente de contacto.
  • Si las lentes de contacto te parecen incómodas, no las manipules con las manos sucias y asegúrate de que te las has puesto de modo correcto.
  • Está contraindicado el uso de lentillas caducadas, por lo que revisa bien el envase.
  • No compartas tus lentes con nadie para evitar la transmisión de infecciones.

En suma, como subraya el CNOO, los usuarios de estas lentes deben seguir un protocolo de empleo y cuidado, como retirarlas cuando los ojos estén muy irritados y no utilizarlas más tiempo del recomendado, alternándolas en ocasiones con el uso de gafas. También, hay que limpiarlas con cuidado cada vez que los ojos estén enrojecidos o llorosos, lavarse las manos con agua y jabón y secarlas con una toalla que no suelte pelusas.

Prácticas que debes evitar si usas lentillas

  • Recuerda no limpiarlas con saliva o agua, ya que el agua puede contener microorganismos e infectar los ojos.
  • Evita los juegos de agua, si llevas lentillas y no te las quieres quitar. Con independencia de que sea el agua del mar o una piscina, no te las pongas, porque las bacterias que contiene el agua pueden pasarse con facilidad a las lentillas y de ahí a los ojos. En estos casos conviene adquirir unas lentillas desechables de un solo uso.
  • No utilices lentillas caducadas, ya que los materiales podrían estar dañados.
  • Evita dormir con ellas puestas, pues los ojos se enrojecerán con más facilidad, lo que puede provocar irritación e infecciones.
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