Tienen miedo a no dar la talla. Y no sólo en el aspecto físico, que les crea insatisfacción e inseguridad y, en los casos más graves, trastornos alimentarios, también temen no alcanzar lo que su entorno espera de ellos, no cumplir las expectativas. Si a estos factores se les añade la percepción de unos padres demasiado protectores y el consumo de alcohol nos encontraríamos con el perfil, trazado a brocha gorda y aún por depurar, de los jóvenes guipuzcoanos de entre 11 y 18 años que tienen unos niveles bajos de autoestima. Y no son pocos: el 40% de ellos se infravalora, un porcentaje que se dispara hasta el 64% en las chicas de 17 años, mientras que en los chicos se sitúa en un 38%. Aunque el proyecto arrancó a raíz de los trastornos alimentarios, también han preguntado a los jóvenes sobre la imagen corporal, la autoestima, la percepción de sus padres, la importancia que dan a las emociones, el consumo de drogas y el apego. A partir de datos del Eustat seleccionaron una muestra representativa de los jóvenes vascos. Seleccionaron a 1.800 en Vizcaya, 800 en Álava y 1.032 en Gipuzkoa, de ellos 535 chicas y 497 chicos, estudiantes tanto de FP, como de ESO y Bachiller en colegios públicos y privados y distintos modelos lingüísticos. Previa autorización de los padres, estos chavales de Donostia, Hernani, Zarautz, Irun y Arrasate llenaron unos cuestionarios anónimos y se sometieron a una entrevista, además de la prueba que estuvo en boca de todos la pasada edición de la pasarela Cibeles: la del índice de masa corporal. Los resultados de esta prueba, validados en este caso a nivel nacional, en los chicos no ha arrojado cifras tan elevadas, aunque roza el 40% en los de mayores. En su caso, la imagen corporal no tiene tanto peso. «A ellos les preocupa más el no ser capaz», cuenta Iñigo Ochoa de Alda, responsable del proyecto.
Las estadísticas no dejan lugar a la duda respecto a la importancia que conceden los adolescentes, sobre todos las chicas, a la imagen corporal. De hecho, el estudio concluye que el 7% de las jóvenes guipuzcoanas está en serio riesgo de padecer trastornos de conducta alimentaria. No están diagnosticadas como anoréxicas o bulímicas, pero sí presentan síntomas habituales en estas enfermedades mentales, como tomar laxantes, ponerse ansiosas a la hora de comer, evitar comer cuando tienen hambre…
Esta es una de las conclusiones más sorprendentes de un estudio que se ha realizado en la CAV y que persigue analizar la relación entre los trastornos de la conducta alimentaria y la población juvenil. El proyecto arrancó hace dos años de la mano de Alberto Espina, que era profesor en la Facultad de Psicología de la UPV. Actualmente, Espina dirige en Torremolinos una unidad infanto-juvenil de Salud Mental, donde también trabaja Asun Ortego, otra participante en el proyecto. Su colega Iñigo Ochoa de Alda, que es también profesor, ha tomado las riendas del estudio, que se encuentra en la fase final de elaboración, aunque en el caso de Gipuzkoa ya cuentan con datos estadísticos.
