Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han logrado identificar el mecanismo que utiliza la mutación G2019S, la causa más habitual de Parkinson hereditario, para provocar esta enfermedad degenerativa. Los responsables de este hallazgo afirman que puede ser clave para desarrollar nuevos medicamentos que ayuden a paliar los efectos de este mal.
El estudio se ha desarrollado en el laboratorio de la investigadora del CSIC Sabine Hilfiker, cuyo equipo trabaja en el Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra, en Granada. Estos expertos han centrado su trabajo en la proteína quinasa LRRK2, la cual encierra las claves para comprender qué funciona mal en el organismo para que desarrolle Parkinson.
Las mutaciones en esta proteína, también conocida como dardarina, causan un alto porcentaje de Parkinson hereditario, así como una parte significativa de la variedad más común de la enfermedad, la denominada esporádica. Ambos tipos son muy similares, por lo que el estudio de las mutaciones que causan la modalidad hereditaria podría ayudar a comprender la mayoría de los casos esporádicos, para los que no existe explicación en la actualidad.
«Una de las mutaciones de la dardarina, la G2019S, es la más prominente en Parkinson familiar. Al mismo tiempo, está demostrado que esta mutación aumenta la actividad de la dardarina», señala Sabine Hilfiker. «Con estos datos, la conclusión obvia es que si podemos inhibir la actividad anormalmente aumentada de la dardarina, podríamos tratar la enfermedad en pacientes que tuvieran esta mutación, y quizás, también en el resto de pacientes», añade la experta.
Cómo actúa la mutación
La principal aportación del estudio de Hilfiker y sus colaboradores es que por primera vez describe cómo actúa la mutación G2019S para causar Parkinson. «La mutación hace que la proteína, cuya actividad está regulada por una especie de interruptor, se encuentre siempre en estado activado. Este dato puede ser de gran utilidad para probar todos aquellos fármacos cuya diana sea el estado activo de la molécula», explica la investigadora.
Para descubrir el citado mecanismo, los autores identificaron cómo se activa la dardarina. La mayoría de las quinasas, que afectan a muchos de los procesos biológicos, activan su función gracias a la fosforilación, un proceso que incorpora a su estructura un fosfato a consecuencia de algún estímulo determinado. En el caso de la dardarina, es la propia proteína la que se autoañade el fosfato, activándose a sí misma sin necesidad de la presencia de ese estímulo.