Los mecanismos celulares y moleculares que controlan la migración de las células Cajal-Retzius por la superficie de la corteza cerebral han sido descubiertos por los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Víctor Borrell y Óscar Marín. Este trabajo, cuyos resultados se publican ahora en el último número de «Nature Neuroscience», permite acercarse a un proceso fundamental en la ordenación de las capas neuronales de la corteza durante el desarrollo embrionario.
Desarrollada en el Instituto de Neurociencias de Alicante (centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández), esta investigación pone en evidencia además que las membranas meníngeas tienen un papel clave en el mecanismo descrito. Hasta ahora se pensaba que estas membranas tenían una función meramente protectora. «La investigación supone un avance significativo para conocer cuáles son los factores y mecanismos que controlan el desarrollo de la corteza cerebral, un hito fundamental para poder diseñar estrategias de diagnóstico precoz de síndromes neurales», aseguró Óscar Marín.
La importante misión de orquestación neuronal que desempeñan las células Cajal-Retzius sólo es posible porque migran en el cerebro embrionario desde su lugar de nacimiento hasta la superficie de la corteza cerebral, algo que ocurre durante etapas tempranas del desarrollo embrionario. Las anomalías en el estado de la organización de la corteza cerebral originan síndromes neurológicos, frecuentemente asociados al retraso mental y la epilepsia. Los mecanismos responsables de este proceso eran desconocidos hasta este momento.
Asimismo, el estudio muestra que la navegación de las células de Cajal-Retzius por la superficie de la corteza depende por completo de la presencia de las membranas meníngeas, que cumplen una doble función. Así, sirven por un lado como sustrato o camino de las células Cajal-Retzius, que sin ellas no podrían moverse por la superficie de la corteza cerebral; por otro, producen un potente factor quimioatractivo para estas células.
«Al igual que ocurre con los axones neuronales en crecimiento, las neuronas en migración requieren de la existencia de sustratos permisivos para su movimiento, así como de factores quimioatractivos y quimiorrepulsivos existentes en el medio que dirigen la trayectoria de su viaje», explicó Marín. «Este descubrimiento resulta muy sorprendente, porque pone en evidencia que las meninges no cumplen una función meramente protectora del cerebro, como se había creído hasta ahora, sino que también están directamente implicadas en el proceso de desarrollo de la corteza cerebral», apuntó el investigador.