Limitar el aporte calórico en la dieta, además de practicar de forma regular ejercicio, son prácticas también muy beneficiosas para los pacientes cardiovasculares. Una reciente investigación apunta que privarse de una o dos comidas consecutivas provoca una reacción química que regenera las células. Existen dos enzimas, sirt 3 y sirt 4, protectoras de la célula, que aumentan cuando hay privación calórica, y que en las mitocondrias se traduce en una reparación de la pared celular, favoreciendo su longevidad, explica Antonio Asso, jefe de Cardiología del Grupo Quirón, en Zaragoza.
Otras investigaciones también ponen de manifiesto la mejora de la sensibilidad de la insulina con el ayuno continuado. Pese a que los resultados del estudio, presentados en el congreso de la Asociación Americana del Corazón, son preliminares y aún está en fase experimental, los expertos están de acuerdo en que permitirá sentar bases para la síntesis de sustancias derivadas de sirt 3 y sirt 4 para la prevención y el tratamiento de la aterosclerosis.